Mi nombre es Ana, tengo veinticuatro años y no tengo absolutamente la menor idea de cómo vivir mi vida. Bueno, tampoco he puesto mucho empeño en encontrar la manera de hacer que las cosas me vayan bien. ¿La razón? Tal vez se deba a mi falta de experiencia, o quizás a mi inseguridad a la hora de tomar decisiones. Pero, ¡qué me estoy diciendo!, todo este gran embrollo se debe a mi pereza. Admito que siempre he sido un poco vaga pero, oye, tampoco me va tan mal, ¿no?
Quizás vaya siendo el momento de hacerse con el rumbo de mi vida pero, ¿por dónde empezar? ¡Dios! ¡Qué complicado!
-Ana, ¿te encuentras bien?
Pestañeo un par de veces y descubro que estoy en la cocina, con una taza roja entre mis manos, sentada en una silla de madera, junto a una mesa hecha del mismo material.
-¿Qué?- me pongo en pie lo antes posible con tal de disimular mi falta de atención-.Perdona, estaba pensando en mis cosas.
-No es nada, tonta. Es sólo que te he visto con la mirada perdida y quería saber si estabas bien.
Asiento lentamente.
-Yo-guardo silencio con tal de meditar la respuesta que voy a darle-Yo estoy bien.
Tal vez no es la respuesta que espera oír pero, era la única que se me ha ocurrido. Comienzo a pensar que mi cerebro se está dueñando de mi vida y eso es un mal asunto. ¿Tan sólo un mal asunto? Es una idea totalmente descabellada, inviable.
-¿De verdad que no te pasa nada?
Pero, mira que eres cabezota Clara, te estoy diciendo que estoy bien y sigues insistiendo. En cierto modo, su comportamiento es razonable puesto que mi respuesta no había sonado del todo convincente, por así decirlo.
-Absolutamente nada-inmediatamente esbozo una sonrisa con tal de añadirle mayor credibilidad a mi respuesta.
-Está bien-a continuación se detiene a observar la hora que marca su reloj de muñeca-¡Mira qué hora es! Tengo que irme, he quedado con una familia para ayudarles a organizar el bautizo de su segundo hijo. Nos vemos luego, Ana.
Clara abandona su posición con el fin de aproximarse a la mía y terminar por plantarme un beso en la mejilla.
-Por cierto, ¿no habías quedado hoy con Andrés?-me pregunta una vez escucho el leve crujido de la puerta del apartamento abrirse.
Aquellas palabras consiguen poner en funcionamiento mi cerebro, activando un tiempo después la alarma de socorro. Rápidamente reviso todas las conversaciones con él que tengo grabadas en mi cabeza, con el fin de encontrar una pista que de fe al comentario de mi hermana. Hacen falta menos de diez segundos para que aquel recuerdo se manifieste. "No olvides nuestra quedada de mañana", me dijo en primer lugar. Luego añadió "Y ni si te ocurra llegar tarde", cosa que acabo de incumplir.
-¡Joder!
Una vez he logrado bajar de la nube de mis pensamientos, dirijo mis pasos en dirección a la cocina, donde vierto el contenido de la taza en el fregadero. "De acuerdo, estoy preparada para salir en busca de Andrés", pienso. No sé si es por puro instinto o por curiosidad pero, el caso es que me da por mirar mi ropa y, por desgracia, descubro que me encuentro en pijama. "Tal vez no estaba tan preparada como creía"
-Céntrate de una vez-golpeo con los dedos de ambas manos mis sienes. No entiendo qué narices me sucede hoy pero, estoy mucho más torpe de lo habitual y yo así, no puedo.
A medida que avanzo en dirección al dormitorio comienzo a deshacerme de la camiseta que llevo puesta y, por si fuese poco, mi teléfono móvil no tiene otra cosa que hacer que empezar a sonar. Así que me encuentro en el pasillo con la camiseta a medio quitar y el smartphone en la oreja.
![](https://img.wattpad.com/cover/107050621-288-k806233.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Si el Karma te dice "no" dile "no ni ná"
Romance¿Imaginas que tu vida dé un giro de 180º por el simple hecho de tomar una decisión? Es justamente eso lo que le sucede a la protagonista, Ana, una chica de veinticuatro años que no tiene ni la menor idea de cómo vivir su vida. Todo parece ir viento...