El cielo se torna de un tono rosado encendido, el cual hace juego con los tejados anaranjados de las casas de los alrededores. Algunas de ellas desprenden una luz amarillenta a través del vidrio de las ventanas, mientras que otras permanecen en la más oscura penumbra. Probablemente, los habitantes estén llevando a cabo sus quehaceres diarios, como prepararse para ir a trabajar, llevar a los niños al colegio o ensayar un discurso que se ha de dar. Yo, por el contrario, me encuentro enfrentada al cristal de la ventana, observando a través de él la ciudad que se abre paso ante mis ojos, a la vez que intento mentalizarme una y otra vez de que hoy empieza mi calvario. Sí, ese que acepté por consideración hacia mi hermana Clara, ese que no tengo ni la menor idea de cómo llevar a cabo.
Una mano se deposita en mi hombro y a continuación recibo un beso en la mejilla.
—Buenos días. ¿qué tal has dormido?
Carlos permanece a mis espaldas con ambas manos apoyadas en cada uno de mis hombros. Me doy media vuelta y me encuentro con su rostro a escasos centímetros del mío. Sin dudarlo siquiera, deposita un beso en mis labios.
—No he pegado ojo en toda la noche.
—¿He sido el culpable de eso?
—No.
Me deshago de sus manos y me alejo de su persona con tal de ocupar una de las sillas vacías que rodean la mesa de madera del salón. Carlos también lleva a cabo la misma acción, sólo que él ocupa el asiento que yace al otro extremo de la mesa.
—Mi hermana me ha encargado planificar una boda y no tengo ni la menor idea de por dónde empezar. Resulta frustrante.
—¿Te ha dejado algún manual de instrucciones?
—Una libreta en la que se recoge todas las medidas que hay que seguir.
—¿Me la dejas ver?
Le tiendo la libreta roja que yace sobre la mesa y permanezco a la espera de que finalice la lectura del documento.
—Parece bastante fácil. Sólo tienes que decirles lo que hacer y ellos pondrán el dinero.
—¿Te has fijado en que se requiere una paciencia extrema con la pareja?, ¿De verdad crees que voy a ser capaz de aguantar a una novia histérica?
Carlos esboza una sonrisa.
—Estoy seguro de que podrás con todo.
Aparto mi mirada y la deposito en el reloj de mi muñeca. Marca las nueve de la mañana.
Me pongo en pie y camino en dirección al teléfono fijo que descansa en un soporte. Lo descuelgo y marco el número de teléfono de Álvaro.
—¿Dígame?
—Eh... Hola, soy Ana.
Se produce un silencio al otro lado de la línea.
—¿Ana?, ¿ha pasado algo con Clara?
—Resulta muy incómodo para mí decirte esto pero voy a ser yo quien se encargue de planificar tu boda.
Vuelve a producirse un silencio.
—¿Ha surgido algún problema?
—Clara ha tenido que viajar a Londres por motivos de trabajo, así que me ha pedido que sea yo quien finalice su encargo.
—En ese caso, necesitaré tu número de cuenta para ingresar el dinero.
Le dicto mi número de cuenta y luego vuelvo a retomar el tema.
—Estoy un poco perdida con todo esto. Lo mío es vender flores, no organizar bodas, así que puede que necesite un poco de ayuda al principio.
—Claro. Puedes preguntarme lo que quieras siempre que te surja una duda.
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Si el Karma te dice "no" dile "no ni ná"
Romance¿Imaginas que tu vida dé un giro de 180º por el simple hecho de tomar una decisión? Es justamente eso lo que le sucede a la protagonista, Ana, una chica de veinticuatro años que no tiene ni la menor idea de cómo vivir su vida. Todo parece ir viento...