Capítulo 28

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El día anterior a la boda se basó en continuar con el decorado del lugar de la celebración. El trabajo estaba casi hecho así que tuve que ultimar unas cosas.
Durante el día estuve meditando sobre el sueño que tuve y la frase que se reflejaba en él. Era como si esta no formase parte de él, como si guardase relación con la realidad.
Por otro lado, Álvaro estuvo dispuesto a ayudarme en todo lo que podía. Aparentaba hacerlo por pura cortesía pero yo deduje que era porque estaba nervioso por la boda del día siguiente. Claudia ese día no nos acompañó puesto que quedó con sus damas de honor para tomar té y rememorar los mejores momentos de su juventud. Alonso colaboró en asignarle a los invitados una mesa y en asegurarse cuantos de ellos acudirían a la ceremonia. Sabía que para él debía de ser difícil hacer todo aquello.
Tras la jornada de trabajo, fui a tomarme una cerveza con Álvaro a un bar del centro. Alonso prefirió irse a casa a descansar, aunque yo sabía que en realidad estaba triste. Luego, como guinda final, alquilamos unas bicicletas y recorrimos Sevilla con ellas.
Como la noche anterior, Álvaro me acompañó a casa pero, no se marchó como esperaba que hiciese sino que se quedó un rato de más, el cual aprovechamos para jugar al karaoke. Una cosa llegó a la otra y terminamos borrachos, criticando las diversas situaciones que se nos presentan en la vida. Lo último que sucedió antes de desmayarme fue que se me resbaló la botella de las manos y se cayó al suelo, haciéndose añicos.

Parpadeo y me percato de que estoy tomándome una aspirina con un vaso de agua en la cocina. Mi padre está de pie, mojando una magdalena en un vaso de leche.

-Vaya fiestecita os montásteis anoche.

-Maldigo el primer buche que di de alcohol. Me duele la cabeza a más no poder. Encima, hoy es la boda y estoy de los nervios.

-Ya sé que me voy a poner. Me he comprado un traje de color salmón que voy a usar con una camisa de lino blanca y mis inseparables náuticos blancos.

-¿Qué?, ¿por qué te has comprado un traje de color salmón? Se supone que la que debe llamar la atención es la novia, no tú.

-Hija, yo no tengo la culpa de ser un moderno. Además, la que va a llamar la atención va a ser tu hermana. Esa barriga empieza a hacerse notar.

-Está bien, ponte lo que quieras. Yo tengo que irme a casa de Claudia a ayudarle a vestirse. ¿Puedes hacerme un favor? Hay que hacer la colada así que pon la lavadora.

-¡Ay, que sí!. Vete ya que me estás poniendo de los nervios.

Le dedico una sonrisa y a continuación salgo corriendo. Me monto en mi Volkswagen Beetle rosa y me pongo rumbo a la casa de Claudia. A medida que transcurre el tiempo, los nervios se van apoderando de mi estómago. Mi cabeza también me juega una mala pasada puesto que me hace recordar todos los momentos vividos con Álvaro. Mi corazón, que no hay quien lo entienda, late apresuradamente como si estuviese intentando ganar una carrera. Cada latido me alerta de que el tiempo va en mi contra y que aún no le he dicho a Álvaro lo que siento por él.
Cierro los ojos en un intento de hacer desaparecer esa idea de mi mente. Entonces, la bocina de un coche me avisa de que hay riesgo de colisión, de manera que los abro rápidamente y giró el volante hacia la derecha. El conductor me hace un gesto obseno al pasar por mi lado.
Detengo el coche junto al arcén de una carretera solitaria, rodeada de mansiones, y comienzo a llorar. Le doy un puñetazo al volante, lo que provoca que suene la bocina por un segundo.
Tengo que ser fuerte, no puedo permitirme derrumbarme ahora. Me bajo del Volkswagen y camino en dirección a la entrada de la enorme casa que me da la bienvenida. En el aparcamiento del interior hay un coche grisáceo, cuyas puertas traseras están adornadas con flores blancas. Antes de llamar, Sara, que lleva un vestido rosa palo, me abre y me invita a entrar. Todo sigue en su sitio, nada parece haber cambiado desde la última vez que entré. Laura, que yace en la cima de la escalera y lleva exactamente el mismo atuendo que su amiga, me indica que suba.

Si el Karma te dice "no" dile "no ni ná" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora