Capitulo 8.2

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No podía creer que entre poncho y yo había algo más que amistad. Me sorprende, me alegra, me asusta, me gusta. ¡Mierda! Son muchos sentimientos y juro que voy a volverme loca.

Solo puedo pensar en sus besos, y en sus caricias delicadas y suaves, que hicieron calmar la tormenta de mi corazón y lograron dejarme dormida.

Ahora estoy con él en una misma cama, viendo como duerme y como respira tranquilamente, me tiene pegada a su cuerpo, con sus brazos rodeando mi cuerpo.

Siento su aroma varonil y encantadora. Mientras el duerme me pongo a pensar en todo lo que nos ha pasado durante este último año y como hemos salido adelante de todo y de todas esas personas que no nos querían juntos.

Es imposible que poncho se separe de mi y yo de él, pues es algo asi como un magnetismo.
Aún no perdono a Aaron, pues apenas han pasado horas, y me duele, claro que duele. Justo en mi ego, en mi corazón.

Pero lo entiendo, entiendo que uno no decide, y que por mucho que lo intentes, a veces no puedes pensar en ninguna otra persona, y mucho menos cuando es alguien tan especial como su primer amor. Cada quien con su cada cuál. 

—Me tratas de leer la mente? — sonríe poncho adormilado, me besa la frente y sonrió.

—Solo veo que respires, una muerte de cuna nunca es buena. — bromeó. Suelta tremenda carcajada.

—Pero si no soy un bebé, annie. — hace puchero.

—Jajaja, tal vez el mío. — sonríe — te quiero mucho poncho, gracias.

—No annie, yo soy quien debe estar agradecido, tu siempre has estado para mi cuando re..

—Ya paso eso poncho y ahora quiero que eso no vuelva a pasar, sólo eso ¿sí? ¿Me lo prometes?—le corto, no es sano recordar cosas malas.

—Te lo prometo annie. — besa mi sien.— y ahora quiero que tu me prometas que nunca más, sea cual sea el caso no me vas alejar de ti, ¿me lo prometes? — me toma mis manos, y sus ojos se conectan con los mios.

—Promesa. Y las promesas son para siempre.— lo abrazó, y de pronto siento que se sube arriba de mi y parece divertido. —¿Mucha risa o que idiota? — se ríe, ay Dios que bonito lo hace.

—Puessss, fíjate que si. Jajaj annie, tu me gustas.— de pronto me pongo nerviosa.

—Eh, poncho.. Yo.. No.. Sé — tartamudeó, y el lo nota, se ríe.

—Yo ta..ta..también... Te..te gus..to— me imita. Sonríe y yo me río.

—¿Asi? ¿Quien te asegura eso? O acaso ya me lees los pensamientos, o eres adivino, o que?— digo sin pensar, sin darme cuenta que ya me delaté sola.

—Pues...— finge estar pensando— esto.— y sus labios ya estan pagados a los míos, que delicioso sabe. Podría estar todo el dia, pero... Que pasa? ¿por que se separa? Se esta riendo. — No que no chiquitita, te mueres por mí. — me intenta besar y yo corro la cara aún molesta por interrumpir el beso. —Annie, annieeeeee dejame darte un beso!— forzajea con mis mejillas, parece divertido para mi, pero ahora el molesto es él.

—No. Quitate. —Le digo.

—¿No te gusto?, ¿que pasa? ¿beso mal?— está preocupado, parece nervioso. Nunca lo había visto así,y eso hace que me parta de la risa, mendigo cabrón. Jajaja. — ¿Cual es el chiste Puente? tendré que practicar más. — la risa se esfuma y aparecen los celos malditos.
Le doy un empujón y sale volando para el piso. —Anahi!!!

—Callate idiota, que te falta? Dimeee!!— espetó rabiosa.

—¿De que?¿Como de que me falta?— parece no entender. Maldita sea.

Enamorandome Del Hermano De Mi Mejor Amiga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora