Enero 25, 2013

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Flashback 2.

Magnus

Desperté no muy animado.

Enero 25, cumpleaños de Magnus Bane y primer aniversario de la muerte de su padre.

Aún me afectaba la muerte de mi padre. No era fácil.

Ese 25 de enero del 2012 mi padre estaba gravemente internado debido al cáncer.
Toda la semana había decidido quedarme con él. Quería que todo estuviera bien.

Cuando desperté, mi padre se veía totalmente devastado. Me dolió ver esa imagen y me acerqué a sujetar su mano.

Me miró y sonrió con mucha dificultad.

- Mi pequeño Magnus.

- Papá... Por favor, descansa un rato más.

- Hoy es tu cumpleaños

- Eso no importa ahora.

- Quiero darte un regalo.

- Papá, el único regalo que puedes darme ahorita es recuperarte- dije derramando unas cuantas lágrimas.

- Magnus, hijo mío, no llores.

- Padre, lo único que quiero es que estés bien- dije llorando aún más fuerte.

- Hijo, escúchame.

Mi padre levantó mi cabeza y limpió mis lágrimas.

- Eres un guerrero. Después de todo lo que hemos pasado, aún sigues aquí, luchando día con día para cumplir tus sueños y anhelos.
Quiero que me escuches bien: Tengo un regalo para ti. Está debajo de tú cama.
Cuando te vayas de aquí, dirígete a casa y busca tu regalo.
Tienes que saber que estoy muy orgulloso de lo que eres. Jamás dejes de ser tú mismo Magnus Bane.
Lucha por tus sueños.
Nada es imposible, ¿me escuchaste?
Ve por tus sueños.

En esos momentos, no pude evitar el llorar con todas mis fuerzas. Abracé a mi padre y me aferré a su pecho.

- Te amo papá.

- Te amo más hijo mío.

De pronto, su mano cayó a un lado de su cuerpo. Sus ojos se habían cerrado y ya no sentía su pecho subir y bajar debido a su respiración.

Mi padre murió ese día.

Un 25 de enero del 2012.

Después de eso, no recuerdo nada más. Sólo tengo vagos recuerdos de Kurt sujetándome para salir de la habitación.

En cuanto salimos del hospital me dirigí a casa. Nadie tuvo la oportunidad de alcanzarme debido a la rapidez con la que corría.

Llegué a mi hogar. Mi humilde hogar. Aquel lugar que mi padre había conseguido con tanto esfuerzo después de lo que pasó con mi madre. Aquel lugar lleno de sonrisas y buenos recuerdos... ahora estaba vacío. Sólo estaba un Magnus de 19 años sin nadie a quien acudir.

Me dirigí a mi habitación y eché un vistazo debajo de mi cama.

Había una pequeña caja.

Era el regalo de mi padre.

Tardé horas en abrir esa caja, no paraba de llorar y de recordar al hombre que me cuidó toda la vida.

Finalmente decidí abrirla.

Lo primero que me encontré fue una fotografía. Mi papá y yo jugando baseball.
Debajo de la fotografía había una carta.

La abrí y leí:

Mi pequeño Magnus:

¿Qué decir acerca del joven más asombroso del planeta tierra?

Aquel chico soñador dispuesto a darlo todo por cumplir sus anhelos.

Sólo quiero que sepas, que esté donde esté, siempre estaré muy orgulloso de ti hijo.

No importa quien seas o en qué te conviertas Magnus, siempre serás el chico con el corazón más noble de todo el universo, y lo más importante, mi hijo, al que tanto amo.

Mi guerrero, ve y cumple tus sueños.

Lágrimas rodaban sin parar por mis mejillas.

Dejé la carta a un lado y en la caja había dinero. Muchos billetes de alto valor se encontraban atados con un moño en esa caja
Me sorprendió la pequeña nota que traía.
"Cómo dije antes hijo, VE Y CUMPLE TUS SUEÑOS"

Mi corazón estaba totalmente destrozado.
Extrañaría mucho a mi padre.
Él siempre supo lo mucho que quería estudiar en una escuela de diseño. Conocía a la perfección mi pasión por los colores, texturas y telas.

Mi padre siempre me apoyó y ahora ya no estaba junto a mi.

Me eché a llorar por un buen rato en mi habitación.
Estaba tan inmerso en la muerte de mi padre que nunca noté la presencia de Kurt.

Había estado ahí sentado por casi una hora.

- Kurt... ¿Qué haces aquí?

- Magnus yo...

- ¡VETE! ¡QUIERO ESTAR SÓLO!

- Magnus...

- ¡LÁRGATE!

- ¡DIJE QUE JAMÁS TE DEJARÍA SÓLO! ¡Y AQUÍ ESTOY! ¡CUMPLIENDO MI PALABRA MAGNUS BANE!

Kurt siempre podía ponerse autoritario ante las necedades de las personas.

Se acercó a mí y me abrazó. Me abrazó de una manera tan protectora que me aferré a él llorando y casi suplicando que no se fuera. Era lo que me faltaba, un abrazo de ese joven castaño diciendo que todo estaría bien.

- Jamás te dejaré sólo... ¿me escuchaste?... Jamás- dijo Kurt acariciando mi cabello.

24 de marzo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora