Trece

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Pauso la melodía del equipo de sonido, tomo mi toalla y seco mi rostro. Estiro mis piernas y cuello, tomo agua y vuelvo a comenzar.

Se acerca una presentación y debo practicar al máximo la rutina. Esta vez haré dos solos y deben quedar perfectos.

El baile siempre ha sido mi pasión, me encanta moverme al compás de la música, dejar que mi cuerpo sea parte de ella, expresar esa historia que ella nos muestra.

Cierro mis ojos, giro y me detengo, sonrío y comienzo de nuevo. Nunca me cansaré de bailar.

—¿Te he dicho que me encanta ver esa sonrisa cuando bailas?— me detengo perdiendo el equilibrio. Sus pasos resuenan en el salón.— ¿Estás bien, pequeña?

—¿Cómo entraste?— detengo la melodía, giro para no verlo.

—Le dije al chico de seguridad que soy tu novio.— me tenso y trago el nudo de mi garganta.

—Estoy ocupada, necesito practicar.

—Ross, el día del museo, ¿por qué colgaste así?— sus ojos recorrieron el salón y se detuvieron en mi rostro.

—Mi celular se descargó.— trato de restarle importancia. Jared no se cree mi mentira pero sonríe.

—Quiero ver bailar a mi mejor amiga.

Dudo si bailar, pero sé que no se irá, así que sonrío y activo el sonido nuevamente.

Cierro mis ojos dejando que la música me lleve, doy giros y saltos, siguiendo la rutina. Jared en todo momento estuvo en silencio, admirando la coreografía, sonriendo cuando yo lo hacía. Aplaudía cuando acababa y decía que era la mejor, y aunque no fuera cierto, que lo dijera él, era importante para mi.

Tal vez, en otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora