AMOR CELESTE (PARTE 1)

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"Amor celeste es un palacio".

En ese lugar se pierde la noción del tiempo. ¿Día?, ¿Noche? No importaba.

Kion y Tiifu habían abandonado a Kopa y a Vitani. La leona de ojos verdes no entendía los planes de Kion pero decidió solo aceptar. Seguro tendrían mucho de qué hablar Kopa y Vitani y era mejor darles un poco de espacio.

El ambiente pronto los agotó y ambos decidieron dormir para recobrar energía. Sin comida o agua se estaban debilitando rápidamente.

Kion comenzaba a despertarse. Sus parpados se levantaban lentamente esperando que todo lo ocurrido hubiera sido una pesadilla pero... no fue así. La realidad le golpeó en el rostro tan pronto vio un muro de piedra frente a él.

Al estar tan cerca de la pared, el joven macho puso sus patas delanteras sobre ella y formó un delgado camino con sus garras. Su nariz se arrugaba y la frustración cada vez podía más con él. Cuando sintió que era suficiente, retiró sus patas y giró sobre su cuerpo para ver a Tiifu pero ella ya no estaba.

Alarmado, Kion se levantó de su lugar y echó un rápido vistazo a su alrededor para intentar hallarla pero no corrió con suerte.

¡¿Dónde estaba?!

La leona no tenía a donde ir, ¿Por qué se habría ido sin decir nada?

Ahí dentro no había amenazas pero el tan solo pensar en quedarse sin compañía le aterró. Más temió que Tiifu se hubiera perdido.

-¡Tiifu!- llamó pero no obtuvo respuesta –No, no, no-

Sin más opción, se puso de pie y comenzó a correr por los túneles tratando de captar su olor. No corría rápido, era más un trote por si sus oídos lograban captar hasta el más mínimo ruido.

De tanto olfatear el ambiente, pronto el olor a humedad incrementó. Kion estaba cerca de agua, lo que le provocaba un alivio momentáneo pues al menos podría quitarse esa terrible sequedad de la boca. Tan solo pensar en el refrescante líquido le hizo apretar el paso, llegaría hasta el brote y bebería hasta saciarse.

Dobló varias veces en distintas direcciones y cuando llegó se encontró más que agua en ese sitio.

El lugar se ampliaba de manera notable, más que cualquier otro que hubiera visto anteriormente, y al centro de la habitación, un pequeño estanque nacía.

Lo que llamaba la atención no era la increíble estructura interna de la gran montaña si no la joven leona que nadaba tranquilamente dentro del limpio y cristalino estanque.

Kion se acercó lentamente hasta la orilla con una ceja arqueada y una sonrisa. Vaya escena la que le tocaba presenciar.

Al parecer en ningún momento Tiifu se dio cuenta de su presencia pues Kion parecía caminar en nubes. La felina flotaba sobre su espalda con los ojos cerrados y solo abrió estos cuando su cabeza golpeó suavemente la rocosa orilla.

-Parece que encontraste agua- saludó Kion en voz baja para no espantar a su amiga.

Tiifu abrió los ojos rápidamente pero sin sobresaltarse. Le traía felicidad ver a Kion ahí, su preocupación era el haberse tardado más de la cuenta pues no quería dejar solo a su amigo por mucho tiempo. Su plan original era saciar su sed y darse un buen baño para después avisarle de su descubrimiento, pero ese plan se le vino abajo tan pronto entró en el estanque. La sensación era sumamente increíble y relajante.

-No... no podía dormir así que me levanté para ver si encontraba algo y... bueno, veme aquí. Quizá perdí un poco la noción del tiempo- Tiifu giró apoyando sus patas delanteras en orilla y manteniendo la mitad de su cuerpo sumergido. Kion pudo ver cierto sonrojo en sus mejillas pero decidió pasarlo por alto. La necesidad de probar de aquella agua casi le arrastraba.

Astrológicamente CompatiblesWhere stories live. Discover now