Capítulo 21.

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❝Te busqué como se buscan los objetos perdidos.❞

No podía dormir, aquello me ocupaba el pensamiento la mayor parte del tiempo. El saber que si yo no hubiera tenido el suficiente valor para apartarlo de mi cuello, me estaba consumiendo viva. Hubiera sido todo un desastre mental si William me hubiera besado, aunque por otra parte...lo deseaba de la misma manera que él, y eso no me gustaba nada. No quería que me gustara William, pero creo...creo que ya es inevitable decir eso, porque sí, me gusta.

Deseosa de sed, me bebo hasta la última gota de ese vaso de agua fría y lo dejo apoyado en la encimera. A continuación, me apoyo en la encimera y me cruzo de brazos, cierro los ojos, y otra vez se me aparece la profunda mirada de William observándome con detenimiento. Esto no podía estar pasando, él se había acostado con Val, y con la que debía estar era con ella. Y a partir de ahora, no iba a parar hasta verlos juntos, pegados. Aunque no quisiera. Pero, ¿por qué no iba a querer?

La luz de la cocina se enciende y me sobresalto echándome hacia atrás de un brinco. Mamá me mira con los ojos entrecerrados y se los frota, luego me mira poniendo sus brazos en jarras.

― ¿Qué haces despierta? ―me pregunta mientras se saca un vaso para ella también y se acerca a la nevera.

― No podía dormir y...tenía sed. ―contesto haciendo una mueca, no puedo evitar sentirme rara.

― Oh... ―es lo único que dice y doy un paso hacia adelante, encaminándome hacia las escaleras.

Cuando pienso que la conversación ha terminado justo en ese mismo momento, mi madre me para con su voz.― ¿Ha ido bien el trabajo en casa de William?

Abro los ojos como platos y trago saliva, luego me giro y le dedico una sonrisa realmente falsa, mientras bajo unos cuántos escalones y acorto un poco las distancias entre nosotras.― Sí, bueno, hemos adelantado un poco. Buenas noches mamá. ―le doy un beso en la mejilla y me alejo lo más rápido posible.

Pero vuelve a interrumpirme.― Ese chico me gusta, me gusta para ti. Parece atento, cariñoso, educado... ―empieza a decir y me reprimo una leve risita. No había dado ni una.

Pongo los ojos en blanco.― A ti cualquier chico te vale para mí, no me jodas. 

― ¡Esa boca Abby!

― Es verdad mamá. ―me echo a reír y ella se echa a reír también.

[...]

Val resopla paranoica y se sienta sobre la tapa del váter del lavabo de chicas. Se inclina levemente sobre su rodilla y mira hacia la puerta.

― No veo a Will muy ilusionado con esto. ―confiesta sorprendiéndome, y de repente poso mis dos ojos sobre ella bruscamente.

― ¿Por-por qué piensas eso? ―tartamudeo un poco, recordando la escenita de ayer― Siempre estáis tonteando.

― No creo que sea suficiente. No para él. ―se encoge de hombros y se cruza de piernas. 

― No te entiendo, un día dices que todo va perfecto y otro día... ―niego con la cabeza.

Noto como gira su cabeza sobre sí misma y me observa frunciendo el ceño.― Lo que pasa es que no pienso que esté interesado en tener algo conmigo. Llevo insinuándome varias semanas y lo único que he conseguido ha sido un.... ―dice bajando levemente su tono de voz, y la interrumpo antes de que termine.

― Lo sé, no hace falta que termines. ―confieso poniendo una mano en su boca y ella la aparta.

Me molesta escuchar eso, me molesta saber que mi mejor amiga y Will se han acostado.

Las reglas del juego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora