Orejitas blancas

201 17 9
                                    

Holiiis! Soy Celeste, tengo 14 años y vivo con mi madre. Me considero una chica bastante normal, una chica normal con su "mascota". Estaba en mi casa utilizando mi ordenador (no había temperatura para salir de casa). Y mi madre me llamo para atender a la puerta, porque ella estaba muy ocupada viendo su serie del fin del mundo.

Mamá: ¡Hija! Baja a atender la puerta.

Yo: Voy ahoraaaaaa...

Mamá: ¡Que bajes ya!

Yo: ¡Oki oki oki! (No era buena idea retar a quién controlaba mis horas con mi amada tecnología)

Yo: {¿Quién tiene narices a salir con el calor que hace?}

Abrí la puerta y un sol tan potente como una bombilla de los chinos me dio en la cara.

Yo: No veo un pimiento.

Di un paso para intentar encontrar a la persona que me había llamado a la puerta. Le dí una patada accidental a algo tirado en el suelo. Baje la mirada y me encontré algo.... increible.

Yo: Ah, un chico gato... (procesando) ¡Un chico Gato!

Era un chico más o menos de mi edad, pálido y de pelo blanco. Sus labios eran finos y rosados y sus pestañas largas Los más raro (obviamente) eras sus orejas y gran cola blanca. Vestía con una especie de ¿Kimono? no me culpeis, no tengo lo que se dice afición por el mundo japones.

¿?: Nyaaaa....

Yo: ....Me lo quedo....

Lo intenté llevar a mi habitación (aunque me costó bastante, para que engañarnos). Lo recosté en mi cama y le quité una chaqueta bastante larga que tenía. Fui al baño y moje un paño en agua fría y se la puse en la frente, para intentar refrescarle un poco.

Yo: ¿Como he acabado con un chico con orejas y pelo blanco dormido en mi cama?

Mientras lo dejaba dormir un poco volví con mi ordenador, estaba hablando con una amiga que se había ido de vacaciones a un Japón (era bastante friki). La dejé un momento para buscar información sobre mi nuevo "inquilino".

Yo: Haber señor... ¡Como narices se cuida a un chico gato!

Busqué por muchas páginas pero al parecer nadie tenía la "suerte" de encontrarse con uno. De repente sonó el tono de alarma de que me habían mandado un mensaje, que era un pajarito cantando. Al instante algo, no sabía el que se abalanzó sobre mi amado ordenador.

Yo: ¡La madre que lo-!

Me paré en seco al ver que era aquel bicho que me destrozó los más preciado de mi existencia. Era el chico-gato que se despertó de golpe al oír el sonido del pajarito.

Yo: ¡Oye tú!

El chico se giro velozmente al oír mi voz. Sus ojos eran de un color violeta oscuro, los cuales me cautivaron.

Yo: ¡Eso no se hace!

Se me quedó unos segundos mirando fijamente y sin previo aviso se sonrojo.

¿?: L-lo siento. Y-ya lo arreglo

Yo: No tranquilo, ya lo hago yo tu túmbate un poco

¿?: Como digas

Se sentó en mi cama y me miró muy atentamente. Se había caído el ordenador al suelo e intenté recogerlo. Pero por un fallo mío, me corte con un cristal roto.

Yo: ¡Ay!

El chico se levanto me se dirigió hacia mí, me cogió la mano con el corte.

¿?: ¿Te duele?

Yo: Un poquito.

Arrancó un trozo de su ropa e hizo una gasa casera. No se porque me dió la sensación de que eso iba a ser la punta del iceberg.

Bigotes de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora