Caballero blanco

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Mi mente estaba completamente nublada, ¡El gato las narices se había escapado! Solo pensaba una cosa, si por casualidades le de vida, alguien se enteraba de que era gato, no tardaría en llevarlo a un sitio extraño de esos.

Yo: Haber, haber.... (bombilla encendida)  Voy a ir a buscarlo al caer la noche.

Yo: Y si no lo encuentro.... Tampoco puedo acudir a nadie....

Al caer la noche agarre un mochila negra pequeña y metí el móvil (por la linterna) gasas (por si se había echo daño) y una pelota que bota suya (puro amuleto de la suerte). Salí a la calle y empezé a caminar cuál borracho sin rumbo, ¡No sabía donde narices buscar! Fui por una zona alejada del centro, no creo que le gustara estar con mucha gente. Cada vez que daba un paso podía ir descontando una farola, y eso no me daba buena espina. Saqué la linterna del teléfono y seguí, con una cara de miedo total ¡Pero seguí!

Yo: ¡Shiro! ¡Shiro!

Sabía que no era buena idea gritar en esa zona, y menos de noche, pero no veía otra opción para que pudiera llamar su atención, si llegaba a estar por allí.

Yo: ¡Shiro! ¡¿Estas aquí?!

¿?: ¡¿Qué haces alborotando mocosa?!

Me giré instantáneamente (como los fideos) y vi a un chico de unos 24-25 años de pelo negro y ojos verde oscuro. Llevaba una chupa de cuero negra y unos pantalones baqueros de igual color rotos, unos playeros blancos y una camiseta gris oscuro.

Yo: P-perdón, es que estoy buscando a alguien.

¿?: ¿Y acaso crees que me importa?

Yo: N-n-no pero....

El chico sacó de el bolsillo de su chaqueta una navaja, que hizo que casi vomitara el corazón. Quería echar a correr pero no podía, parecía que estaba cubierta de cemento y no podía moverme.

¿?: Dame todo lo que llevas encima.

Yo ¿P-p-p-perdón?

¿?: Que me des todo lo de valor ¡rápido!

Mis ojos estaban abiertos como platos, esto no era capaz de procesarlo. Empezó a caminar hacia mí y yo en ese instante eche a correr, esperando que no me alcanzara.

Yo: ¡SOCORRO! ¡AYUDA POR FAVOR!

El empezó a perseguirme y después de unos minutos pudo alcanzarme. Me levanto cojida por el cuello. Puso la navaja a unos milímetros de mi cuello, algo que casi hacía que me desmayara.

¿?: Buena carrera mocosa ¿Ya te has divertido?

Yo: P-porfavo....  suel...teme

Sin contestarme hizo presión con el cuchillo clavandolo un poco en mi cuello, mientras me quedaba sin aire. Pero, de la nada, y gracias a el poder divino de Dios, alguien le hizo una especie de llave y lo tiro al suelo, yo junto a él. Mire hacia arriba y vi a mi gatito, con una mirada seria y unos ojos tapados por el flequillo.

¿?: Me cago en tu desgracia.

El chico se levanto e intento apuñalar a Shiro, el cuál lo esquivo con rapidez (como un gato). Se puso detrás del chico y lo agarró del brazo, le dio una patada (bien dada) en la espinilla y volvió a caer al suelo.

Shiro: Fuera.

¿?: ¿Quién te has creído?

Shiro se acerco a él y le agarró por el cuello de su camiseta, mientras con otra mano le sujetaba el brazo con el arma.

Shiro: ¿Quién eres tu para hablarme así?

Le dio un puñetazo en la cara para luego tirarlo al suelo. Este... parguela.. echó a correr mientras Shiro se giraba hacia mí, que estaba tapándome la herida. Se acercó a mí y se agacho con la mirada de siempre, la mirada de un gatito.

Shiro: ¡¿E-estas bien?!

No pude evitar empezar a llorar, no por la herida que tenía, sino por ver que mi "mascota" estaba a salvo. Mi reacción fue darle un abrazo rompe costillas para... quitar estrés.

Yo: ¡No te vuelvas a ir!

Shiro: ¿he.... he?

Yo: ¡Que no te vuelvas a ir!

Shiro: (Su sonrojo es máximo) He.... mm...... ¡M-mira tu herida! ¡V-vamos a casa ahora!

Yo: V-v-vale....

Llegamos a casa y, mi amable caballero blanco me había llevado en brazos, (es que seguía un poco en shock) Me cure la herida y dormí, con mi pequeño gatito acostado entre los cojines sobrantes. Y la verdad le debía mucho a mi gatito, le debía la vida (que no es poco).
Pero eso si ¿Y ese cambio tan repentino de personalidad? ¿Y esa mirada asesina? ¿Acaso era un gato bipolar? Eran muchas preguntas que, ni de broma pensaba decirle a Shion. Solo tenía que esperar, a averiguarlo por mi misma.





Bigotes de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora