Dientes de marfil

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Ya estaba saliendo el sol, y las altas temperaturas no habían bajado. Pero, esta mañana, el calor llegaba al extremo, y eso que dormí destapada.

Yo: Que calor....

Abrí un poco los ojos y me encontré con algo, ¿como decirlo? incomodo.  El "gatito" estaba durmiendo abrazado a mi como si estuviéramos pegados. Tenía una cara de haberse salido con la suya, y eso era algo que me estaba fastidiando. Di un salto de la cama y desperté repentinamente a se chico.

Yo: ¡¿Q-Q-QUE HACES?!

¿?: ¿Que pasa? ¿Te sigue doliendo la herida?

Yo: ¡N-NO ES ESO!

De la impresión no me había dado cuenta que era por la mañana (tan temprano que solo veía un dígito en el reloj, uno, ¡en vacaciones!) Esos gritos despertaron a mi madre, que siempre a  sido muy dormilona... de tal palo tal astilla.

Mamá: ¿Hija estas bien?

Se oyeron pasos, lo que en otras palabras era: bronca. ¿Como le iba a explicar yo que tengo a un chico gato de mascota? Hasta hace un día, no conocía esta "raza", y sabía que a mi madre le iba a dar un paro cardíaco.

Yo: ¿Que hago, que hago que hago?

Yo: ¡Ya se!

Corrí hacia mi escritorio donde tenía una pelota de goma, un juguete que adoran los gatos. Nada más cogerla la mirada del chico-gato no la perdía de vista.

Yo: Mira, ¿la quieres verdad? Ve a por ella.

Tire la pelota por la ventana y automáticamente el gato se lanzo a por ella. Pero, en ese momento me di cuenta de una cosa, mi cuarto estaba en el segundo piso.

Yo: Ya se las apañara.

Mi madre entró de golpe (aunque le dije un montón de veces que picara, pero bueno)

Mamá: ¿Necesitas algo?

Yo: Na tranquila, es solo que tuve una pesadilla y me desperté de golpe.

Mamá: ¿Y de qué era?

Yo: De gatos...

Mamá: Jajaja, bueno ya que estamos voy a hacer el desayuno.

Yo: ¡Oki!

Bajé al jardín con prisa, giré la esquina y me encontré al chico, jugando tontamente con la pelota. Fue un alivio el ver que estaba bien. Ese chiquillo era muy problemático, algún día iba a acabar conmigo.

Yo: Ufff... Que susto me has dado. A ver dame la pelota.

¿?: ¡SHHHHH!

Yo: ¡Pero bueno! ¡Que me des la pelota!

¿?: ¡No!

Yo: ¡¿como q-!? Lo que hay que aguantar Dios mio.

Me acerqué a el y agarre la pelota, que estaba mordiendo. Al intentar quitarsela de la boca me mordió accidentalmente. Para ser medio humano, sus caninos parecían los de una bestia (aunque era deaesparar la verdad)

Yo: ¡AU!

El chico me vio el corte, bajo sus grandes orejas blancas y puso una cara de culpable.

¿?: Nyaa... ¿Duele?

Yo: ¡Claro que duele imbecil!

Al oír mis palabras me miró con cara de asombro y sus ojos morados se llenaron de lagrimas (Era lo más mono que había visto en mi corta vida)

¿?: P-perdón... lo siento mucho.

Yo: Bueeeno, es un rasguño, se cura enseguida

¿?: P-pero lo siento

Yo: No te sientas culpable, un error lo tiene cualquiera. Espera aquí, voy a por una cosa.

¿?: Vale....

Entré a la casa durante unos minutitos y salí con una gran caja blanca de metal y un plato con un olor a gloria.

Yo: Mira, te traigo el desayuno, son unas galletas de chocolate y fresa. Si no te gustan puedo ir a por otra cosa.

¿?: ¡KYAAAA! ¡Gracias!

Yo: Come un poco, yo voy a curarme la herida.

Abrí la caja y era un botiquín con lo esencial. Me desinfecté el corte y le puse una tirita, de paso me quité el trozo de tela de ayer e hice lo mismo con la otra. Pero no la tiré, por alguna razón me la puse de anillo.

Yo: ¡Listo! ¿Y tu qué tal con tu desayuno?

Levante la mirada y lo vi comiendo (concentradísimo en sus galletas) con un poco de chocolate derretido en su mejilla.

Yo: Mira que eres torpe.

Saqué un un pañuelo de un paquete que encontré en el botiquín. Le limpie la mejilla mientras el sonría de oreja a oreja. Detrás suyo se podía ver a su cola moviéndose de lado a lado. Solo podía pensar una cosa:
-Acabo de hacer un amigo gato :3

Bigotes de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora