Un gatito celoso

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La mañana siguiente había dejado que mi gatito durmiera (ya que parecía el mismísimo hermano de L) Me puse un falda azul marino y una camisa blanca de tirantes además de unas sandalias del mismo color de la falda. Me puse la mochila y fui a clases, hablando col Lucas de los chistes tan "graciosos" de Mr.Rufino.
Llegamos con tiempo por primera vez en la historia.

Lucas: Y tu primo ese... ¿Cuando se pira?

Yo: Cuando te vuelvas guapo, así que espera sentado.

Pasamos unas clases normales, escuchando a Mr.Rufino hablando de no se que de la ipotenusa del cuadrado, a ver ¡Que yo no se si el cuadrado tiene ipotenusa! Así que no me hagáis mucho caso. Nada más salir  mi tía me mando un mensaje.

Tita: Celi ven a mi casa, mira que me he encontrado.

Yo: Oki :3 en 20min toy.

Llegué a su casa, una de dos pisos blanca, con un espacioso jardín en la parte trasera y un tejado de pizarra.
Abrí la puerta con la llave (obviamente) y caminé hasta el salón con las piernas (obviamente XD nah nah, ya me relajo :v) Encontré a mi tía sentada en su gran sofá negro en forma de L.

Tita: ¡Hola Celi!

Ella era una mujer de unos 40 años con el pelo castaño oscuro y unos ojos verdes esmeralda, que siempre comparé con los de Maléfica. Era delgada y un poco bajita, seguramente Shion le pasaría por mucho. Llevaba una falda de tubo negra y una blusa blanca.

Yo: Holi Tita, ¿Qué querías?

Tita: Mira que he encontrado hoy en el jardín.

Fuimos a la cocina y seguidamente a su despensa (Que más que despensa era una habitación) Al abrir la puerta se escucho un pequeño maullido y baje la mirada.  Vi a un pequeño gatito negro aparentemente recién nacido con unos ojos verdes como los de mi tía.

Yo: Hay pero por Dios que cosa más mona

Tita: Ya, me apareció hoy por la mañana sin collar.

Yo: ¿Y que vas a hacer con él?

Tita: No se, ya sabes que yo no soy de animales.

Yo: Me lo puedo quedar yo si quieres, tengo buena mano con los gatos.

Tita: Bueno... Quedate lo solo por un día.

Yo: Wiiiii, gracias Tita.

Cogí al gatito y lo lleve  a casa en mis brazos. Gracias al cielo, no puso resistencia ni intentó uir. Abrí la puerta de casa y mientras cerraba (cosa que tenía que hacer de espaldas a las escaleras) mi gatito llegó más rápido que madre en las rebajas.

Shion: ¡Hoy has tardado mucho!

Yo: Lo siento gatito, me tuve que ocupar de algo.

Shion: ¿El qué?

El gato maullo  en ese momento y me giré para que Shion pudiera verlo. Su cara no demostraba mucha felicidad que digamos. Es más, este se puso en una postura de defensa y bufó. Sus colmillos se afilaron un poco y sus pupilas se contrajeron.

Yo: ¡Eh! Deja en paz al pobre gatito.

Shion: ¡Tu gatito soy yo y punto!

Yo: ¿Acaso estás celoso?

Shion ¡N-no, solo digo que a ese no le llames gatito!  

En ese momento pensé  que sería divertido poner a mi pequeño gatito celoso. No por nada en especial, es solo que quería picarle un poco. Mire a la bolita de pelo negro que tenía en mis brazos y sonreí tiernamente.

Yo: Bien entonces si no le puedo llamar gatito le llamaré Ai.

Acto seguido le acaricie detrás de las orejas a lo que él ronroneo. Esa palabra era una de las pocas que sabía en japones, gracias a mi gran amiga fujoshi. Si no recordaba mal significaba amor. Shion al parecer sabía esa palabra y se molestó. También sería por que estaba acariciando al gato.

Shion: ¡Oye! ¡¿Y a mí por qué nunca me acaricias?!

Yo: Porque eres medio humano, sería raro.

Shion: ¡¿Y qué culpa tengo yo?!

Yo: ¡Shh! Calla que Ai se a dormido.

Me fui al salón dejando a Shion de piedra, ese chaval era fácil de picar. Me senté en el sofá y seguí mimando al gatito, que ronroneaba en sueños. Shion se acercó a nosotros y yo aproveché para darle al gato menor un beso en la cabeza.  Shion frunció el ceño y afiló más sus caninos.

Shion: ¡Voy a arrancarle la cola!

Yo: ¡Shion!

Este se puso a cuatro patas y erizo los pelos de las orejas y cola además de soltar un bufido. Despertó a Ai que estaba plácidamente dormcolay comenzaron a echar una carrera (con muy malas intenciones) Pasó un rato que habían aprovechado para destrozar el salón. En el momento en el que Shion casi le echa la garra se oyó ala puerta principal  abrirse.

Tita: ¡Celi vengo con la dueña  del gato!

Por puro reflejo (como las madres) Cogí al gato y cerré la puerta que daba al inframundo, también llamado salón con Shion dentro. Después de unos minutos hablando las tres se fueron por donde habían venido. Al cerrar ¡Con llave! la puerta principal caminé hacia el salón y abrí, viendo la cara de enfado de Shion.

Shion: ¡¿Y el bicho ese?!

Yo: Se lo a llevado su dueño.

Shion: ¡Mejor, y que no vuelva por aquí!

Yo: ¿Y eso por qué?

Shion: ¡Porque cuando esta aquí solo le haces caso a él!

Tras oir la frase de aquél gatito ya tan picado que parecía un tunel sonreí y me acerqué. 

Yo: Baja la cabeza, que te voy a dar una colleja.

Shion obedeció (a regañadientes) y bajo su cabeza. Me puse de puntillas y le dí un beso entre sus dos orejas, que se quedaron tiesas.

Yo: Aquí solo le hago caso a mi gatito.

Shion: Eh.... Mmmm... S-si...

Yo: Venga adiós que hoy tengo muchos deberes.
Me marché de la sala si no antes ver la cara de tomate que tenía mi gatito. Creo que ya había aguantado bastante pero... pienso picarlo más.

Bigotes de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora