Niño con bigotes

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A la mañana siguiente el calor ya iba a  menos pero, seguías sin querer salir de casa. Desperté por culpa de algo que me estaba rozando la cara, muy molesto por cierto. Abrí los ojos y era la cola de esa cosa blanca dándome en la cara. Estaba mirando a la ventana muy concentrado, parecía que había vuelto e ver una pelota.

Yo: ¿Qué miras tan concentrado?

¿?: Perro....

Yo: ¿Qué perro?

¿?: ¡SHHHHH! (Bufo sin previo aviso)

Yo: ¿A ver que te paaasaa?

Me asomé a la ventana y ví a un perrito persiguiendo una pelota en el jardín de los vecinos. Era minúsculo y juguetón, con un pelo corto de color canela.

Yo: Pobre perro hombre, dejalo tranquilo.

¿?: ¡Pobre él! ¡Él tiene una pelota y yo no!

Yo: Ya te iré a comprar una pelota.

¿?: KYAAAA ¡¿Enserio?! ¡Gracias gracias gracias!

Yo: Denada hombre, y también tenemos que conseguirte algo de ropa, normal.

¿?: ¿Ropa?

Mamá: ¡Hijaaaa baja un momento!

Yo: Ya voyyyyy

Yo: Quedate aquí, ahora vuelvo.

¿?: Nya, vale

Bajé a la entrada y vi a mi madre con unas cuantas maletas plateadas. Llevaba un traje de negocios negro y una camisa blanca. Tenía el pelo recogido en un moño alto que dejaban ver unos pendientes (muy caros... demasiado caros)

Mamá: Hija me tengo que ir.

Yo: Ok, ¿cuando vas a volver?

Mamá: Pues más o menos en una semana.

Mi madre es una directora de una empresa, así que hace muchos viajes (muchos viajes para visitar oficinas iguales a la suya, yo no veo la gracia)
El instituto empieza dentro de 2 días, pero mi madre vuelve antes el trabajo. Mejor, así hay menos posibilidades que me encuentre a el chocolate blanco de arriba, que debe de estar peleando con el perro todavía.

Mamá: Si necesitas algo llama a la tía Lisa.

Yo: Como digas Mami.

Mamá: Bien, entonces chao, cuidate.

Cerró la puerta y en ese momento se escuchó un golpe terrible. Menos mal que mi madre ya se había ido.

Yo: ¿Que habrá liado esté ahora?

Salí al jardín y lo vi tirado en el suelo. Al parecer se había caído. Su ropa y cara estaban llenas de barro.

Yo: ¿Estás bien?

¿?: S-si, es que el perro me a puesto nervioso.

Me acerque a él y me arrodillé delante suyo. Le acaricie la cabeza como si fuera un perro.

Yo: Pobre mi gatito.

Al oírme se sonrojo y movió la cola.

Yo: Parece que vamos a tener que lavarte.

Al escuchar la palabra "lavar" se levanto y se puso en posición defensiva  (y eso que dije lavar, como dijera bacunas...)

¿?: ¡El baño es oscuro frío y da miedo!

Yo: Pero no te has bañado desde que viniste aquí.

¿?: ¡Me da igual! ¡Soy un gato me limpio yo solo!

Yo: {¿Como podre hacer que este se mate a la bañera?}

Yo: ¿Y si me baño contigo?

Esa pregunta hizo que su sonrojo aumentara, en vez de gato parecía tomate.

¿?: kya... ¿enserio?

Yo: Sí, además hace calor. No estaría mal tomar un baño.

¿?: ¡NYA Vale!

Se estaba haciendo una idea muy equivocada de lo de verdad iba a pasar (maldito gato pervertido). Le agarre de la mano y lo subí al piso de arriba, Tenía una cara de alegría, vamos como si le hubiera tocado la lotería.

Yo: Espera un momento aquí.

¿?: ¡Si si!

Después de un rato salgo, y en un segundo se gira hacia mí con las orejas altas. Salí con un biquini azul con flores moradas y una bolsa con unas cuantas cosas, además de una chanclas.

Yo: ¡Lista! ¿Que tal me queda?

¿?: P-perfecto.

Yo: Bien, entonces nos vamos.

¿?: P-perfecto

Yo: Olle, ¿estás bien?

Me giré y note que le estaba sangrando la nariz, y como no sabía que significada así que lo dejé pasar. Salimos a la calle y empezamos a caminar.

¿?: ¿A-a donde vamos?

Yo: A la piscina de la casa de mi abuela.

¿?: ¿Y que pasa si tu abuela nos ve?

Yo: Hoy no está en casa, salió a visitar a su hermana.

Llegamos a una casa de dos pisos color arena y la atravesamos hasta llegar a un piscina de más o menos 5 metros de largo.

Yo: Ten, ponte eso.

¿?: V-vale.

Se metió dentro mientras yo extendía un toalla en la hierba. Salió con un bañador azul cono el mió, y la verdad, tenía buena tableta... Era una tableta de chocolate blanco.

Yo: ¡Venga! A meterse

¿?: ¡No! ¡Yo quiero tomar el sol!

Yo: Venga hombre, poco a poco, ven.

Me senté al borde de la piscina, mojandome un poco los pies. Se acerco haciendo lo mismo, nada más tocar un poco el agua le dio un escalofrío.

Yo: ¿A qué no es tan malo?

¿?: N-no la verdad

Yo: Bien, entonces al siguiente nivel.

Le empujé haciendo que cayera  de golpe en la piscina.

¿?: KYAAAAAAA ¡Frio frio frio! ¡mojado mojado mojado!

Yo: Jajaja, pobre mi gatito.

Fue un día muy divertido, y ha decir verdad, la cosa blanca tampoco me caía tan mal...

Bigotes de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora