12. No puedo prometerte eso

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El desayuno que había tenido con Hoseok, Taehyung, Jungkook y Hanna había sido más de lo que hubiese podido esperar.

Me sentí distinta, diferente y una sensación extraña se propagó por mi cuerpo cuando los vi a todos auténticamente preocupados por mí, suponiendo que el aniversario de la muerte de mi padre me había afectado de manera abrupta.

Cada uno encontró una forma distinta de expresarse.

Hoseok no dejaba de lanzar bromas, Taehyung se preocupaba de mantenerme lúcida hablándome de cualquier estupidez mientras que Jungkook me alimentaba cada cinco minutos, aunque no sabía muy bien si era para asegurarme de que comiera o solo para mantenerme callada masticando. Hanna, por su parte, miraba toda la escena desatándose sin poder reprimir la enorme sonrisa que tiraba de sus labios.

Honestamente, no disfrutaba de la atención sobre mí. Me agobiaba, pero esa vez, no me molestó en absoluto. Algo se estaba formando ahí, entre todos nosotros, y no sabía cómo mierda definirlo.

Estaba aprendiendo a considerarlos como algo más que unos simples conocidos.

No podía quejarme de ello tampoco. Más aún cuando todos ellos se habían unido en una cruzada contra mí, básicamente obligándome a quedarme en casa de Kim Han Na hasta que mi madre regresara de Estados Unidos, por lo que había pasado la noche del domingo en casa de los Kim, luego de haber ido por mis cosas al departamento.

— Odio los lunes – se quejó Jeon, en medio de un bostezo.

Moví mi cabeza y regresé al presente, uniéndome al bostezo justo al momento que mi amiga enganchaba su brazo con el mío antes de cruzar la calle y continuar con nuestro camino en dirección a la prestigiosa escuela a la que estaba forzada a ir.

No sé en qué momento coordinamos para hacer nuestro camino a la escuela, pero admitía que Jeon era una persona bastante divertida cuando quería serlo.

— Odio los lunes – concordé, luego del bostezo.

Jungkook llevaba prolijamente su uniforme y se encontraba caminando a paso relajado a mi costado derecho, mientras que Hanna nos miraba a ambos desde mi lado izquierdo con una expresión completamente divertida abordando su rostro.

— Par de idiotas – Hanna alzó una ceja, después de analizarnos a ambos.

Me reí de Hanna, puesto que Jungkook definitivamente ya no era una amenaza para ella, como el resto del sexo opuesto. Eso solo solía suceder con excepciones como Klaus, quien era abiertamente gay, o Jungkook, quien era (según Taehyung) un casanova de primera que había sido amenazado por Hoseok para no intentar ningún movimiento con nosotras.

La pelinegra terminó por mirarme con desaprobación, aunque la sonrisa que estaba comenzando a tirar de sus labios no reflejaba nada más que diversión en su estado más puro.

— Eres increíblemente idiota. – ese insulto fue directo para mí. Bufé y ella continuó hablando – Faltaste una semana a clases y tienes el descaro de decir que odias los lunes.

Me encogí de hombros e hice amago de ocultar mi propia sonrisa a medida que avanzábamos a paso tranquilo hacia el frente.

— Una cosa no quita la otra – me reí con burla y Jungkook coincidió conmigo al asentir despreocupadamente – y, además, conseguí mis justificantes.

— Eres ridícula, Tara – ella meneó su cabeza y yo la empujé suavemente hacia la izquierda con mi hombro.

— Eso no es nada nuevo – agregó Kook, ladeando su cabeza al mirarme y yo no hice nada más que rodar los ojos antes de hablar.

wingless [park jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora