29. Ángel

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Entreabrí perezosamente los ojos ante el desagradable sonido de mi celular sonando al recibir una llamada desde la mesita de noche, ubicada a un costado de la enorme cama de Hanna.

Era prisionera de su abrazo. Sus extremidades superiores se hallaban en torno a mi cintura y nuestras piernas se enredaban bajo las colchas de una manera en la que no podía moverme por completo.

Bostecé, contorsionándome hacia atrás, estirando mis brazos para poder conseguir el maldito aparato que solo enfatizaba mi dolor de cabeza.

La pelinegra se quejó, pateándome por debajo de las colchas antes de darme la espalda y arrebatarme todas las mantas en un movimiento que casi me dejó en el piso.

— Es muy temprano, mamá – balbuceé una vez que contesté, cerrando los ojos en medio de un bostezo.

Jeon se giró en el piso ante el sonido de mi voz, Hanna me dio un manotazo en señal de protesta y yo solo me quejé, tallando mis ojos en medio de lentos parpadeos.

— Es temprano – confirmó una voz, la que definitivamente no era de mi madre.

Pestañeé un poco más rápido, despertándome por completo una vez que su risa se escuchó de fondo y me percaté de la hora al mirar la pantalla de mi celular con incredulidad. Eran poco más de las seis de la mañana y el estar recibiendo una llamada de Yoongi no era algo que mi cabeza pudiese entender en ese preciso instante.

— Anoche – murmuró con calma, casi comprendiendo mi confusión – cuando Jin y yo los dejamos en casa de tu amiga, te mencionamos que pasaríamos por ti en la mañana, temprano – recordó con voz pausada – tienes exactamente veinte minutos para alistarte y salir, vamos en camino.

Los recuerdos de la noche anterior azotaron mi cabeza como un balde de agua fría; las confesiones de Jungkook, las confrontaciones de Jin y las palabras de Yoongi.

— Veinte minutos – repitió, sin darme tiempo de reaccionar y colgó la llamada solo un momento después.

Me moví un segundo más tarde, bajándome de la cama en un solo tropezón, pisando y empujando a Jungkook sin despertarlo por completo, obteniendo solo un par de quejidos en respuesta cuando pasé por sobre él en dirección al armario de Hanna.

Mis pies se movieron por si solos, a tientas en la oscuridad, sabiendo en qué lugar se encontraba cada mueble de la habitación.

Había pasado tanto tiempo en casa de la pelinegra que conocía el lugar como si fuese mío, también estaba más que segura que gran parte de mi guardarropa se encontraba en ahí.

Abrí las puertas del mueble, sacando un par de pantalones ajustados que reconocí como míos, junto con un par de camisetas y sudaderas anchas, las primeras que vi dobladas allí.

Cerré las puertas del armario, haciendo memoria de la noche anterior, maldiciéndome al instante puesto que no recordaba con exactitud lo que había sucedido posterior del abrazo de Yoongi. Tampoco recordaba cómo es que Kook y yo habíamos terminado aceptado que ellos nos trajeran a casa de Hanna.

Lo único que sabía en ese momento, es que estaba a punto de ser recogida por Jin y Yoongi y que todas mis dudas finalmente iban a ser resueltas.

Con el corazón acelerándose dentro de mi pecho, me moví hacia la puerta de la habitación al cabo de dos minutos, portando la ropa entre en mi mano izquierda para lanzarme con mi mano libre hacia la perilla de la puerta.

— ¿Hanna? – la voz adormilada de Namjoon llegó a mis oídos una vez que cerré la puerta con delicadeza tras de mí – ¿Qué haces despierta tan temprano? – bostezó, asomándose por su puerta con el cabello despeinado y los ojos entreabiertos.

wingless [park jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora