23. ¿Qué sucedió anoche?

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Mi celular comenzó a vibrar al momento en el que me detuve frente al semáforo en rojo.

Mi corazón retumbaba a ritmo frenético dentro de mi pecho y mi respiración se acompasaba a él debido a las calles que corrí para llegar a tiempo a la escuela, pero pese a mi mayor esfuerzo para llegar a tiempo, aun así, iba cinco minutos tarde para mi primera clase y la señorita Kang me iba a reprender por ello.

Saqué mi celular del bolsillo de mi abrigo, contestando de forma casi automática cuando vi el nombre de Kook brillar en la pantalla.

¡¿Dónde demonios estás?!

Fue lo primero que dijo al acercar el parlante de mi celular a mi oído, sonando divertidamente exasperado, casi como lo haría Hanna en esa situación.

— Estoy a una calle – mascullé, retomando mi paso cuando finalmente los autos se detuvieron, permitiéndome cruzar la calle.

¡No deberías haberte atrasado tanto!

— ¿Qué comiste en la mañana? – comenté con sarcasmo, evitando blanquear los ojos al volver a correr, cruzando por las instalaciones de la escuela – suenas como mi esposo – me quejé entre dientes.

Escuché el suspiro de Jungkook en mi oído a través del parlante.

Anoche te quedaste con un empalagoso psicótico borracho, ¡tengo derecho a preocuparme! Más cuando Hanna comienza a llamarme a las seis de la mañana par-

Corté la llamada al detenerme frente a la puerta del salón, recobrando el aliento antes de tomar la perilla de la puerta y prepararme para la reprimenda de la señorita Kang. Si había algo que ella odiaba, con todo su corazón, eran las personas impuntuales.

Inspiré y finalmente abrí la puerta, sorprendiéndome de lleno cuando noté que todos mis compañeros de clase estaban dispersos por el salón, hablando entre sí, otros escuchando música con sus auriculares y otros simplemente durmiendo sobre sus pupitres.

Fruncí el entrecejo de inmediato y mis ojos buscaron a Kook, sentado en su pupitre, mirando la pantalla de su celular con el entrecejo fruncido y parecía estar hablando entre dientes cuando me acerqué hacia él, sentado junto al pupitre vacío que pertenecía a Kim Hanna.

Caí pesadamente junto a él y de inmediato alzó la vista, reprendiéndome con esta una vez que me identificó.

— Luces terrible – comentó, frunciéndome el entrecejo y luego se cruzó de brazos – Ahora; ¿quién te crees que eres para colgarme, llegar tarde a clases y preocuparme de esta manera?

Mis cejas se alzaron de forma automática al mirarlo, solo para ocultar mi entretención.

— Primero – aclaré mi garganta – ¿dónde está la señorita Kang?

Kook se apoyó contra la pared, estrechando la mirada hacia mí.

— Se enfermó, no vendrá a hacernos clases y estamos solos puesto que no encontraron un profesor sustituto con tan poco tiempo de anticipación – contestó con rapidez.

— Segundo – continué, acomodándome en el asiento – ¿por qué demonios estás actuando como Hanna lo haría?

Soltó una risa al instante y meneó su cabeza.

— Ya que lo preguntas... nuestra querida amiga se encuentra con una resaca terrible desde anoche, porque bebe soju como si se tratarse de agua. – elevó sus cejas – por lo que, hace unas horas, tuve que soportar las cincuenta llamadas que me hizo desde que me desperté porque tú no le contestabas el maldito celular – puntualizó señalándome con su dedo índice – así que me alteré de forma inconsciente, porque cuando Hanna me grita lo único que hace es alterarme y, para cuando me di cuenta, estaba gritándole al teléfono cuando me contestaste – se encogió de hombros.

wingless [park jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora