Eléctrico Amor

El Apagón

Renata

Esta mañana al regresar a casa, me comí a besos a Rodri, mi niño hermoso me ha cuestionado como si fuera mi padre, pero me limito a decirle que estuve con la tía Izy. El resto del día me dedico a buscar información sobre Bila el autor que tiene intrigado a medio mundo literario, pero nada, no hay nada que deje en sus textos, nada que pueda darme una pista de cómo encontrarle. He leído todo lo que escribe, sus historias cortas son sobre Dioses, mitología, entre otras, habla sobre una mujer con dones y amante de las artes adivinatorias, una luchadora por el despertar de la energía femenina. La mujer está casada con un hombre muy autoritario y nada creyente, él tiene un estatus social alto y no permite que ella comparta sus creencias con nadie ya que esto sería para él un verdadero escándalo.

Son las 5:40 pm y decido bajar a colaborar un poco con la decoración navideña. Solo faltan 5 días para que el viejo panzón que termina con el espacio en el cuarto de juguetes, se meta como un vándalo por mi chimenea. Mi madre coloca las luces y Rodri las conecta, la mitad de la serie no enciende y nos disponemos a buscar el foco que se ha quemado, el resto de las series se ven todo hermosas y creo que me saldrá más barato comprar acciones en la empresa eléctrica por que con tanta luz, la factura será mi regalo de navidad. Mientras vemos las pequeñas bombitas titilando, uno de mis gatos decide jugar al gato volador y se lanza de las gradas hacia el árbol navideño tirando con el todo a su paso.

-Fígaro! ¿Qué haces? -, el peludo sale debajo de la montaña de decoraciones y las luces de toda la casa comienzan a subir y bajar la intensidad, hasta que nos quedamos en oscuras por completo.

-Fantástico, ahora no tendremos que preocuparnos por encontrar el foco que no servía. -Los tres reímos por no llorar.

-Mamá, ve a arreglar la luz por favor. –Rodri no es fanático de la luz a las velas así que voy a chequear los seguritos, seguro alguna palanca en la caja se bajó.

Estoy revisando como si supiera lo que hago, pero después de veinte minutos, en los que me aprendo la secuencia de colores de la caja, decido que necesito ayuda.

-Hola preciosa! - unas manos rodean mi cintura y arañas en mi estómago deciden reunirse a la fiesta de bitzy bitzy. Cuando pensé en ayuda me refería a mi madre que es como la muñeca que tiene versiones de doctora, cartera, plomera y hasta electricista. No había pensado en el sexy vecino, pero no me molesta la idea.

-Dudo mucho que con observar la caja de los seguros decidan funcionar por si solos.

-Eso creí, pero estaba intentando usar la telequinesis, estaba a punto de funcionar, cuando me interrumpiste. – le digo girando mi cuerpo para verlo de frente.

Su cuerpo empuja el mío contra la pared y toma mi rostro en su mano, sus labios buscan los míos con prisa, la sangre comienza a subir a mi cabeza quemando mis pensamientos, mientras el me besa con pasión apenas dejando un medio tiempo para tomar aire. Mis manos suben a su cabeza aproximándolo más a mí, no hay mejor manera de respirar que en su boca. Intensifica sus besos y comienza a dejar su rastro bajando por mi cuello, sus manos suben y bajan acariciando mis costillas. Susurra en mi cuello –Estuve agonizando toda la tarde por un beso tuyo. – sus palabras hacen cosquillas en mi piel, no puedo evitar sonreír ante tal declaración. Veo subir su mano a un costado y se escucha un Click!. Las luces se encienden y por mucho que agradezca que él sea útil, me molesta que terminara con nuestra sesión de besos.

-Listo guapa. Solo tenías que subir esta palanca. – Sigo con mi cabeza recostada en la pared viendo sus labios torciéndose en mueca de "Yo soy tan listo".

-Sí, sí, lo que tú digas. - Hago un gesto con mis manos restándole importancia.

-Aleeeeeex- Grita una vocecita desde la puerta, Rodri viene corriendo hacia Alex y hacen un saludo de cómplices. Alex le hace cosquillas y Rodri ríe a carcajadas.