Ángela
Las cuatro nos reunimos en la recepción, la chica no está en su puesto y las llaves no nos han sirvió de nada ya que las puertas están abiertas, aunque me parece extraño no tengo tiempo que perder, un extraño tirón me hace ver hacia la oficina de los archivos y me dirijo hacia la puerta, giro la perilla, pero Ana me jala indicándome que Carmela esta por atraparnos, así que salimos y tomo unos segundos para respirar la oleada de aire fresco que impacta con mi cuerpo. Siento como si alguien me observara, volteo y me encuentro sola, las chicas han corrido y yo debería hacer lo mismo, me preparo mentalmente para mover mis piernas con la mayor rapidez posible, pero unas manos me toman por la espalda y me cubren la boca con un pedazo de tela, un olor fuerte invade mis fosas nasales y peleo con todas mis fuerzas pero poco a poco voy sintiéndome muy pesada y mis músculos dejan de reaccionar, no tengo más fuerzas y siento como un profundo sueño se apodera de mí, me dejo ir, escucho como un carro se parquea delante mío y tres pares de manos me toman.
Despierto y mi cuerpo duele, no puedo mover más de dos centímetros a cada lado, muevo mis piernas y siento espinas en la piel, respirar se hace cada vez más pesado, intento levantar mis manos para comprender donde me encuentro, toco una tela, es como alfombra de hilos cortos arriba de mí, de repente un movimiento brusco me sacude, escucho el sonido de unas llantas rechinar sobre el asfalto y entiendo que estoy en el maletero de un vehículo. Después de un rato que sentí eterno, el auto se detiene y mi corazón palpita rápidamente, las puertas del auto se abren y pasos se acercan a mí, la cajuela se abre y la luz de la calle entra, dejándome ciega por un momento hasta que me acostumbro a la luz, un tipo de cabello canoso se encuentra parado frente a mí.
- Arriba loca, es hora de bajar, se acabó el paseo.
Me mantengo en silencio, no sé si es que así lo decidí o simplemente no puedo pronunciar palabra, me llevan a empujones hasta una casa llegar a un viejo granero, estamos en medio de la nada, no sé qué hago aquí, por qué estos tipos me querrían secuestrar, no tienen uniformes así que no son del hospital. Entramos al granero, se ve aun peor por dentro que por fuera, el olor a podredumbre se impregna en mi nariz, el tipo de cabello canado me coloca en una silla oxidada en medio del gran lugar y sus ojos verdes se clavan en mí y pasa sus dedos en mi rostro, siento nauseas.
- Eres exquisita, espero que el jefe no se moleste por tocar un poco el encargo. -Tu contacto me da nausea.
- Ehh! Ramiro déjala en paz. – Veo cómo se acerca a nosotros un hombre con cara de pocos amigos, su rostro es de facciones finas, se ve elegante, su cabello es negro y unos hilos plateaos resaltan con la luz de la luna que entra por un agujero en el techo.
- Lo siento jefe. – el desagradable canoso parece que vio un fantasma, se retira y nos dejan solos con el doble de George Clooney.
Renata
Noche buena ha pasado, esperamos 365 días, pasamos dos meses decorando y comprando regalos, para que todo pase en cuestión de un par de horas. Intente poner mi mejor cara para estas fiestas, han venido familiares y amigos de visita, Rodri es el centro de atención por ser el más pequeño de la familia. Yo pues, lucho por no llorar, han pasado días desde que no veo a Alex, soy la persona más orgullosa de esta tierra y aun así le he enviado mensajes, se fue sin decirme nada, no es que me tenga que dar explicaciones, siendo honesta conmigo misma, todo se ha dado muy rápido, aunque en mi defensa las princesas besan en la primera cita y yo espere más que eso. Por otro lado, mi búsqueda con este tal Bila se está volviendo tediosa, no se sabe nada más de él en las redes, no parece haber subido a la red nada más.
Estoy ignorando todas las llamadas del Club, tengo 100 notificaciones sin abrir y he secuestrado a Izzy, la tengo sentenciada a ver series de terror en la app más usada actualmente y la mesa tiene toda clase de carbohidratos, así es como me declaro oficialmente un desastre en las fiestas de fin de año. Para completar la escena detrás de las ventanas mi paisaje es un diluvio apocalíptico.
- ¿Vas a estar así toda la semana? – esa pregunta es por que ya ni mi mejor amiga me soporta.
- No sé el pronóstico de mi humor es como el del clima, nunca sabes porque nadie le atina.
- Es que hablar contigo en este estado es como querer exorcizar a Annabelle, ¿por qué no lloras o pataleas como las mujeres del mundo?
- ¿Por qué voy a llorar? no ha muerto nadie.
- Miras películas de terror, las cuales odio, pero te adoro así que tengo que soportarlas, pero podríamos ver algo romántico, lloramos y lo superas.
- Comete un chocolate y déjame ver la serie, está a punto de cortar su garganta.
- Uhh! Que intensa, así no juego. – Izzy destapa un chocolate y se limita a comerlo en silencio.
Agradezco por su capacidad de permanecer inmóvil y cuando llega la noche, me quedo profundamente dormida en el sillón, Izzy me cubre y ya no siento más.
Estoy en una cama que no es la mía, veo a mi alrededor y no reconozco la habitación, es de noche, apenas entra luz de luna por una pequeña ventana a mi lado derecho, es lo suficiente para acoplar mi vista y no caerme o toparme con algo. Veo brillar la perilla de la puerta y me dirijo a ella, intento no hacer ruido, abro despacio, pero las bisagras me traicionan rechinando, me hundo en mis hombros y hago una mueca, esperando que nadie me escuche. Llego a la sala de la casa y veo un chico sentado en el sillón dándome la espalda, viste una camiseta blanca, tiene cabello castaño, es todo lo que puedo ver desde donde estoy, me muevo lentamente hacia la puerta esperando poder escapar, pero una voz conocida me detiene.
- Renata, Corre! . Un señor de cabello plata se acerca a mí con pasos agigantados, me toma por el cuello y tira de mi cuerpo al sofá, ahora veo la cara de quien me hablo y me sorprendo al verlo.
-Alex ¿Qué haces? – Mi voz es de horror, siento alivio de verlo, pero a la vez él me transmite ansiedad y temor. Está atado de manos, tiene golpes en el rostro y el labio partido, no entiendo nada. El hombre se acerca a Alex y lo comienza a golpear fuertemente, él no se defiende.
-Alex! Alex! Grito con el poco aire que quedaba en mis pulmones.
- Oye, Reny despierta, nena despierta tienes una pesadilla. – Escucho la voz de Izzy en el fondo, hasta que recupero el control y despierto en el sillón de mi sala, justo donde me quede.
- ¿Qué pasa? Tanto te molesta este chico que, hasta te provoca pesadillas. – Izzy me ve con ojos de desaprobación total. Nunca me ha visto tan afectada por un chico y menos a uno que ni siquiera conozco bien.
Después de eso no puede conciliar el sueño, recordar a Alex derrotado hace que se me encoja el corazón. - ¿Qué pasara con Alex? ¿por qué no regresa a casa? ¿estará bien? - muchas dudas rondan por mi cabeza, por lo general la "desechativa" como dice Izzy, soy yo, ella le agrega palabras al diccionario, creo que tiene algo personal con la RAE. Soy de esas personas que valora su espacio personal y lo considero vital para mi salud mental, pero estoy empezando a pensar que lo extraño y eso es algo que negare conscientemente.
**
ESTÁS LEYENDO
Eléctrico Amor
RomanceEléctrico amor Por Misha M.H. "Sabía que tenía que enfrentar a mis fantasmas pero cuando llegó el día era demasiado tarde, ya se habían convertido en demonios y contra ellos no sabía cómo pelear. Sólo en ti encuentro la calma que necesito". Alex es...