One Shot 15

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Su cabello estaba peinado, brillante, limpio. Se podía apreciar en totalidad la simpleza de su humilde rostro, debido a que no había ni un solo pelo sobre su cara. Un elegante traje de chaqueta negro ocultaba su trabajado cuerpo. Y, gracias a la colonia de Rick, un masculino y fuerte aroma inundaba el dormitorio en el que nos encontrábamos.

-______...

Su profunda voz me hizo volver a la relidad. A la dolorosa realidad. Me encontraba sentada en la cama, ayudando al arquero del que estaba enamorada, a organizar una bonita y romántica cita para Carol, mientras él se situaba frente al gran espejo que había en el cuarto.

-¿Sí?

-¿De verdad que estoy bien?

-Sí idiota...-Dije suspirando.

-Es que... no sé. Me siento raro.-Respondió apretándose la corbata, pero debido a su poca práctica solo se la descolocó.

-Llevas traje de chaqueta, normal que te sientas raro. Nunca creí que te vería vestido así.-Le animé sonriendo.-Debe de gustarte mucho.

-Pues la verdad es que me encanta.-Dijo casi susurrando, como si fuera un secreto, sentándose a mi lado al borde de la cama.-Desde el primer día en el que la vi me enamoré de su sonrisa...-Siguió con la mirada perdida.- Su cabello pff... me encanta, esa mirada de inocencia que tiene es hermosa, es tan humilde que ayuda a todos aunque no quiera...

-Ven aquí anda, te voy a poner bien esa corbata.-Le corté escondiendo mis celos. No quería oír ni un halago más de Carol, no viniendo de él.

Había estado tantas veces a esa distancia. Esa poca distancia que puede dar paso a un beso, pero que para mí solo significaba el respeto de Dixon. Mis manos estaban entretenidas en ajustar la corbata, pero mi mente estaba pensando en cómo sería que la cita fuera para mí. Que el duro de Daryl me dedicara tanto tiempo a mí y no a Carol, que yo fuera su mujer ideal.

-_____, ¿te puedo pedir un favor? Si no es molestia claro.-Soltó después de aclararse la garganta.

-Claro que me lo puedes pedir.-Respondí intentando mostrar una sonrisa.- ¿Qué es?

-¿Te puedes vestir tú también elegantemente y ser nuestra camarera?

Esto era el colmo. Yo había planeado irme fuera de Alexandria a llorar para que nadie me viese, para que nadie se enterara de lo mal que me sentía. No iba a aguantar toda la noche allí, viéndoles hacer lo que fuera que tuvieran pensado hacer. No me iba a tragar todos sus besos, cursilerías y caricias. No iba a poder sostenerme de pie siquiera. Pero no podía fallarle, no a él... Aunque me estuviera rompiendo el corazón trocito a trocito.

-Está bien...-Respondí resignándome mientras me levantaba de la cama para dirigirme a mi habitación.

-No tardes mucho.

Y eso hice. Tardé lo menos posible en arreglarme. Solo cepillé un poco mi cabello, y me coloqué unos vaqueros con una camisa.

Cuando bajé no era para nada lo que esperaba encontrarme. Tenía pensado ver a ellos dos sentados riendo y hablando, con sus manos entrelazadas sobre la mesa. Pero me quedé en shock en los últimos escalones de la escalera que daba al salón que habíamos decorado.

Dixon estaba solo, de pie delante de la mesa que habíamos preparado con manteles y velas, sosteniendo un ramo de flores que había cortado él mismo esta mañana.
Una hermosa sonrisa adornaba su rostro, e inevitablemente otra apareció en el mío. No podía creer que esto estuviera pasando, no a mí.

-Buenas noches.-Me saludó acercándose a las escaleras.

-Buenas noches.-Le respondí un poco confusa. Extendió su brazo para darme las flores.-¿Para mí?

-Para la más hermosa de la Tierra.

-Son perfectas.-Dije oliéndolas.

-¿Me permite?-Preguntó aguantando la silla para que me sentara.

-¿Me puedes explicar qué es todo este lío?-Indagué riéndome cuando nos sentamos.

-Déjame explicarte.-Inició rascándose la nuca.-Me gustas mucho, muchísimo, desde hace unos años, y no tenía ni la más mínima idea de cómo decírtelo. Cada vez que sacaba un mínimo de valor para contarte lo que sentía por tí pasaba algo que nos ponía en peligro y teníamos que salir corriendo. Hace una semana le conté todo lo que me pasaba a Carol, y ella me ayudó a organizar todo este lío. Me dijo que me ayudaras tú para que así no te lo esperaras.-Hizo una pausa para observar mi sonriente rostro. No podía creer que fuera verdad. -Bueno...¿Y tú qué dices de todo esto?

-Yo digo que también me gustas mucho, desde siempre, y cuando te ayudé a preparar todo esto pensé que te iba a perder.

-Pero aún así lo hiciste, tienes un gran corazón ______... Y quiero que ese corazón sea mío...-Sonrió un poco nervioso.-_____-Suspiró-¿Quieres salir conmigo?

Me levanté de la mesa y él hizo lo mismo, nervioso, sin saber qué hacer. Yo solo me acerqué a él y le besé. Por fin podía hacerlo, por fin podía terminar de acortar esa maldita distancia.

-Es que no llegaba a besarte desde la mesa.-Susurré sobre sus labios.

-Me habías asustado.-Sonrió.

-Lo sé.-Sonreí y le dejé un corto beso.

-¿Y qué respondes?

-¿Tú qué crees? Sí idiota.-Respondí finalmente volviéndole a besar.-Te quiero.

-Yo te amo _____.

Daryl Dixon || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora