Daryl Dixon || One Shots

One Shot 11

Estabas sentada en una silla, fuera de tu tienda de campaña, limpiando tranquilamente tu pistola, cuando llegó Glenn a tu lado.

-¿Nunca has tenido que decidir si contarle a una persona algo que debe saber, pero que otra no quiere que sepa?

-¿Qué te pasa Glenn?

-Hay caminantes en el pajar y Lori está embarazada.-Respondió apresuradamente.

-¿Cómo?

-No se lo digas a nadie, confío en ti, por eso te lo he contado. No soportaba más conocer eso yo solo.

-Tranquilo, no se lo diré a nadie.

Terminaste de limpiar tu arma, y viste a Lori huir del lugar donde Dale estaba cocinando cubriéndose la boca y la nariz. Te acercaste a ella que se encontraba sentada en un troco.

-A mi madre también le producía fatiga el olor de la carne haciéndose  cuando estaba embarazada de mi hermano...-Hablaste despacio y bajo, sentándote a su lado.

-¿Te lo ha dicho Glenn?

-Ese chico no tiene ni una pizca de maldad, no aguantaba más saberlo y no decírselo a nadie.

-¿Qué te ha dicho Rick?-Pregunté. Ella se quedó en silencio, cabizbaja.-¿No se lo has dicho todavía?

-No.-Respondió en un hilo de voz.

En ese momento se oyó un disparo y te acercaste a ver qué pasaba. Andrea había disparado a un caminante, pero cuando viste que Rick y Shane lo traían cargado en sus hombros supiste que algo iba mal. Saliste corriendo hacia ellos y comprobaste la peor de tus hipótesis.

-¡Joder Andrea!¡Es Daryl!-Gritaste.-¿Está muerto?-Indagaste al ver que el cuerpo del cazador era un peso muerto.

-No. Solo le ha rozado, está inconsciente.-Me respondió Shane.

-¿Qué coño es eso? ¡Son orejas! ¿Qué ha hecho ahí fuera?-Exclamó Glenn desde mi lado.

-Por ahora lo mantendremos en secreto.-Dijo Rick arrancándole el collar del cuello y guardándoselo en el uniforme.-Hershel ya tendrá bastante con curar a otro más de nosotros.

[...]

-Yo le llevo la cena.-Le dijiste a Maggie cogiendo una bandeja.

Llamaste a la puerta y, como era de esperar, abriste sin ningún permiso ya que Daryl no había respondido.
El cazador se encontraba de espaldas a la puerta, una venda rodeaba su frente y las sábanas le cubrían su desnudo torso.

-Aquí tienes la comida.-Le avisaste dejándola en una mesita de noche.-Come algo por favor.

Tu atracción hacia el menor de los Dixon era tan notable que hasta Carl lo sabía, pero solo hablabas de ello con Carol. Daryl, por su parte, tenía una batalla tan grande en su interior, que cuando hablaba era para expulsar la ira acumulada. Ya estaba harto de no poder tenerte cerca suya, pero él era el único oponente que se martirizaba diciéndose que no te merecía.

-Gracias.-Murmuró entre sonidos guturales. A ti instantáneamente se te formó una pequeña sonrisa, y te sentaste en una silla frente al cazador.-¿Por qué no te vas?

-Tienes que cambiarte esa venda.-Dijiste ignorando completamente su pregunta.-Y déjame ver la del costado.-Daryl pudorosamente apartó las sábanas que le tapaban la herida. -Voy a llamar a Hershel para que te cambies las vendas.

-No.-Soltó al instante.

-¿Por qué no? Así me voy, es lo que quieres.

-No quiero que te vayas, quédate.

-Me creía que eras más valiente Dixon.-Reíste.-Enserio, te las tiene que cambiar, no te va a doler.

-No _____, no es eso... Si quieres llámale y que me las cambie, pero luego quédate conmigo.

-¿A qué viene esto?

-Nada...-Suspiró recogiendo la voluntad que necesitaba para pronunciar las palabras que quería que supieras.-La verdad es que confío en ti _____.-Dijo mirando hacia la lamparita que había en la mesa de al lado de la cama.

Tú, con esas palabras, eras la más feliz del mundo. Dixon acababa de decirte parte de sus sentimientos, y eso le había supuesto un gran esfuerzo. Aunque no te dijera que te quería, eso había bastado para los dos.

Te sentaste al filo de la cama y, conforme iban pasando las horas, fuiste resbalando por el cabecero hasta caer dormida junto a Daryl. Él aprovechó el momento y con su temblorosa mano agarró la tuya y entrelazó vuestros dedos. Se acercó a ti dejando un suave beso en tu pelo.

-Ojalá fuera valiente y te pudiera decir todo lo que siento.-Susurró dándose la vuelta para quedar de espaldas a ti. Quedándose dormido poco después, sintiendo el calor de tu cuerpo y escuchando tu tranquila respiración.