Capítulo 10 "Buenas Noches, Yura"

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Otabek bajó por  las escaleras prácticamente corriendo, su corazón latía emocionado.
No podía,  ni era seguro para él, seguir un momento más en esa casa
Se excusó con el abuelito de Yuri, que lo habían llamado urgente.
Se apresuró en salir  cuanto antes, tomó su moto y se alejó de allí.

¡Había estado apunto, a centímetros,  de besar lo bonitos y rosados labios de Yuri!

El abuelo, preparó una bandeja con Piroshki y bebidas heladas.
Necesitaba  tener una larga conversación con su nieto.
Su intuición de hombre mayor, le decía que para su pequeño Yura, aquel muchacho era algo muy distinto a un amigo.

-Yura ¿Puedo entrar?-
Volvió a llamar, pero el menor no respondía.

Abrió la puerta y observó que su habitación  estaba completamente oscura. Por un momento se asustó, Yuri no es de los que le agrade mucho  la oscuridad.
El bulto que hace su cuerpo en la cama tapado, lo tranquilizó.
Dejó la bandeja en la mesita de noche que está junto su cama,  se sentó en el huequito que dejaba el cuerpo recogido de su nieto.

-¿Yuri qué ocurre?

-Abue, él. . ¿Se fue?- preguntó éste con voz suave.

-Sí,  hace rato ya.

Un corto silencio se hizo presente.

Hasta que el abuelo volvió a preguntar:

-Yuri, A ti te gusta ese muchacho ¿Cierto?

Pero Yuri no respondió.

-Está bien Yura, cuando quieras contarme, estaré ahí para ti. ¡Ahora no dejes que la cena se enfrié!

Besó lo que se asomaba de cabello rubio.

-Buenas noches.

Y se marchó, cerrando la puerta tras sí.

Yuri se destapó, aun sentía el calor en sus mejillas.

Se echaba viento con las manos  para refrescarse, miró la mesita de noche y se sentó en su cama para servirse la cena.

Luego de terminar escribió una pequeña nota  para el abuelo:

“Gracias abue, eres el mejor
Te quiero muchooooo”

.............................................

Otabek, llegó en silencio a su casa, era muy tarde y supuso que sus padres ya estarían durmiendo.

Una notita pegada en el refrigerador  le indicaba  que la cena  estaba en el microondas y que les avisara que había llegado.

Asi lo hizo.

Tocó dos veces la puerta. 
Escuchó  que su padre le decía que pasara.

-Beka ¿Qué pasó?- su madre sonaba muy preocupada.

- Discúlpame mamá, me encontré con un viejo amigo y sin darme cuenta se me hizo tarde.

-Bueno, ¡Pero para la otra avísanos!
 
-Está bien, lo haré- asintió con una leve sonrisa Otabek.

-Antes de irte a dormir, pasa donde tu hermanita. ¡Dijo que se quedaría despierta esperándote!

-Ok, buenas noches.

Se despidió de ellos y subió al segundo piso, donde estaba la habitación de su hermanita, justo en frente de la suya.

-Otaaa- la pequeña de ocho años lo recibió con sus brazos abiertos.

-¡Lena!

-Hermano ¿Por qué llegas tan tarde?- le preguntó con una vocecita  de reproche. 

-Estuve ocupado ¡Peque lo siento!-  respondió con una pequeña sonrisa.

Ella se quedó pensativa un rato, hasta que al fin dijo.

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