Capítulo 3

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Domingo, 12 de enero 4:00pm.

El sábado había sido un buen día.

Cuando el cielo estaba oscureciendo los vecinos decidieron quedarse unas horas más.

Eran buenos momentos.

Luka y George se encargaban de tocar la guitarra mientras Johanna y Mark cantaban al pie de la letra, una vieja canción.

La comida había estado deliciosa, llevándose un diez por cada persona que comía.

Louis se había quedado dormido al lado de Harry, en un sillón mientras los mayores tocaban la guitarra.

Harry le había dicho a Louis que tenía mucho sueño y que mañana lo pase a buscar.

Johanna se había dado cuenta de que Des no era tan agradable como su esposa.

Mantenía una expresión seria y sólo reía un par de veces.

Algunas personas ya se habían ido con alguna que otra excusa, de todas formas ya era de noche.

Cuando pasaron las diez, decidieron terminar el festejo, Anne se encargó de saludar a uno por uno, agradeciendo el buen rato que acababa de pasar.

El sol se había escondido, y ahora la luna se encargaba de presenciar, dando a entender que ya era hora de dormir.

El pequeño Louis seguía durmiendo, ya que había sido un largo día, y la había pasado realmente bien junto con su nuevo compañero.

¡Había hecho un amiguito!

Las horas pasaron y el sol volvió a salir.

Louis se tomó el trabajo de suplicar a su madre para que haga pizza.

Y ella finalmente había aceptado.

¿Quién no amaba la pizza?

La pancita del pequeño Louis estuvo bastante llena cuando terminó de comer bastantes porciones.

El sueño lo invadió nuevamente y se terminó durmiendo en el sillón.

A eso de las tres y media sus ojos comenzaron a abrirse y sus energías habían sido recargadas, gracias a su pequeña siesta.

No solía dormir siestas muy seguidas, no eran de su agrado cuando se veía obligado a tomarlas por su madre.

Cuando se portaba mal, su castigo era dormir la siesta.

Oh, pequeño Louis, si supiese que en unos años más estaría rogando por tomar una.

A las cuatro vio a Anne afuera de su casa y recordó que Harry le había pedido que lo fuese a buscar.

El anterior día lo había conocido y para su suerte, le había caído super bien.

Tan bien que lo agregó a su lista de amigos.

Le avisó a su madre que iría a buscar a Harry y ella aceptó, diciendo que se cuidara y que no se comportara mal.

Cuando llegó a la casa del rizado, limpió la palma de sus manos en su pantalón, ya que se encontraban sudadas.

Anne no se encontraba afuera, por lo tanto sería mas difícil si otro familiar abriría la puerta.

Golpeó suavemente la puerta.

Los minutos pasaron y nadie abrió la puerta.

Golpeó con mas fuerza y escuchó una voz de un hombre que decía: "Ya voy"

La puerta se abrió y Des mantenía su mirada fija en los ojos de Louis, quién estaba muy nervioso.

Des lo miraba con desprecio al pobre Louis.

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