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Capítulo 13

SÁBADO 23 DE DICIEMBRE, 23:58PM.

Arrastraba los pies con pereza mientras se dirigía a su habitación.
Su madre lo había mandado a buscar la camiseta que quería que lavara para mañana, ya que era su cumpleaños.

Abrió la puerta mientras dejaba caer sus hombros, exagerando un poco la situación.

Cerró la puerta tras el y se dispuso a mirar toda la habitación.
Noto que el armario estaba algo entre abierto, sin embargo le pareció tan irrelevante como el hecho de que su habitación era un completo desastre refiriéndose al orden.

Dio unos pasos hacia el armario cuando no encontró la camiseta por el suelo.

De la nada, la puerta del armario se abrió, asustandolo.

—¡Feliz cumpleaños, L-

La frase no pudo ser completada ya que su cuerpo cayó con un golpe seco en el suelo.

—¿Harry?—preguntó curioso, acercándose al chico que se encontraba hecho bolita.

—Maldita sea, todo mal me tiene que salir. —susurró frustrado.

—Espera... ¿que hacías escondido en el armario cuando eres más grande que el?

El ojiverde lo miró a los ojos con un puchero en sus labios, derritiendo así a Louis.

Se lanzó a sus brazos, tomándolo desprevenido.

—¡Feliz cumpleaños, tonto!—dijo rodeándolo fuertemente entre sus brazos.

—Harry, me estas asfixiando-

—¡Eres todo un hombre!—lo apretó más.

—¡Ya para! Me estoy muriendo—suavizó un poco su tono de voz.

Harry se separó, mirándolo triste.

—Oh, no me vengas con esa cara de perrito mojado porque ya no me conmueve—le reprochó Louis.

Tenia la costumbre de poner caras tristes para convencer a Louis.

—Estuve media hora incómodo allí, y tu ni siquiera correspondes a mis abrazos. ¡Y van con mucho amor ellos también!

—Nadie te obligó.

Harry abrió su boca totalmente ofendido, frunciendo su ceño.
Puso su dedo índice en el pecho de Louis, tratando de verse amenazante.

—¡Tú! ¡Maldito enano...!

—Okay, okay. Con mi estatura no ¿sí?

—¡Tú tampoco te metas con la mía, entonces!

—¿Qué? ¿Se puede saber que dije yo acerca de tus dos metros?

—¡¿Dos metros?! Medimos casi lo mismo, idiota. Y para tu información, dijiste que qué hacia metiéndome en el armario si es más grande que yo.

—Tú lo dijiste, casi. Y no quiero que me des información.

—¿Qué?—estaba exagerando demasiado.

—No es mi culpa que seas una jirafa.

—Tampoco es mi culpa de que seas un enano de jardín.

Louis lo miró con los ojos entrecerrados, y luego frunció sus labios para entrar mas en su papel de malvado.

—¡Cierra la boca, jirafa!

—Enano estúpido.

Fue turno de Louis el de enojarse.

—¡Es mi maldito cumpleaños y me tratas así! Suficiente, estas despedido.

Se dio vuelta y se dirigió hacia la mesa de luz a hacer nada.