Capítulo 18

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Arrastra sus pies, presiona la suela de los zapatos contra la acerca, quitando el barro que se ha quedado en sus zapatillas.

Levanta la mirada, con el corazón latiendo a mil y con la decisión plantada en su cabeza tan clara como el agua.

Sólo ha venido al punto.

Asique toca la puerta con sus nudillos. Las manos le tiemblan ligeramente y traga saliva tratando de controlarse lo más posible.

Han pasado dos semanas desde que Thomas ha soltado aquellas palabras que lo han tenido indeciso y triste el resto de los días.

Nota la dificultad que tiene Thomas en no hablarle como siempre lo hace. Se ha dado cuenta de que lo quiere lo suficiente. Que lo quiere como quisiera que Harry lo haga.

¿Por qué no probar? Después de todo, todos merecen una oportunidad.

En un abrir y cerrar de ojos, la mamá de Thomas está apoyada en el marco de la puerta esperando palabras que no quieren salir de sus labios.

—¿Buscas a Thomas?—pregunta con suavidad en sus palabras.

Él asiente y agradece internamente porque el no es capaz de pronunciar algo y ahora se pregunta seriamente en qué va a decir en cuanto vea aquel par de ojos verdosos casi parecidos a los de su mejor amigo.

Y entonces aquellos ojos tan bonitos aparecen frente a él cargados de confusión.

Su ropa es toda de color negro. Lo único que resalta es la bandana amarilla que está atada a su cabeza.
Y ahora que lo piensa le queda tan genial.

—¿Louis?

Se lanza contra el y lo abraza del cuello. Unos instantes después siente los brazos que lo rodean y lo presionan contra él.

Su respiración comienza a entrecortarse. Se vuelve pesada y sus labios tiemblan, sus manos y su cuerpo también.

Thomas nota como su respiración está pesada y respira por la nariz. Su corazón se encoge cuando su camiseta comienza a mojarse.

Intenta separarlo suavemente, pero éste niega frenéticamente y entierra su cabeza entre el cuello de él. Y sus lágrimas salen con frenesí y su cuerpo tiembla.

Porque estos días han sido una mierda.
Y no sólo por el hecho de que Thomas no ha estado con él.

Porque es una mierda que siga la opinión de los demás.

Porque es horrible sentirse sólo.

Hay tantos pensamientos que rondan en su cabeza, tantos demonios que lo atormentan y le reprochan cosas. Tantas cosas que el no puede sacar sólo.

—¿Que pasa?—acaricia su espalda con suavidad, tratando de calmar el llanto incesante del ojiazul.

—Mn-no vuelvas a dej-dejarme así. No vuelvas a hacer esto ¿okey?—sus palabras apenas se entienden, sus labios están presionados contra el cuello de Thomas.

—¿Puedes calmarte?

El silencio se hace presente y las respiración se va normalizando.

—¿Ahora podemos hablar bien?—pregunta, siempre tratando de hablar con suavidad.

Louis asiente y se aparta con lentitud, temiendo que vuelva a irse.

—Ven.

Ambos van al patio trasero, y se sientan uno al lado del otro.

No es capaz de agarrar sus manos en ningún momento. No como hace con Harry.

—Yo... ¿Louis? ¿Me estás escuchando?—Louis levanta la mirada y asiente—, ¿Que ha sido lo de recién?

Junta sus manos en la rodilla, y lo mira con el ceño fruncido.

—Yo... no lo sé.

Thomas asiente y mira al cielo, tratando de buscar una respuesta sin molestarlo.

—Bueno, en realidad sí sé.

Thomas vuelve a asentir.

Y eso es lo que le gusta de él. Porque sabe esperar, sabe comprender, sabe escuchar.

—Podemos hablar luego, no es necesario hablar ahora si no te sientes cómodo, yo-

—¡No! No... me he replantado esto millones de veces y he tomado una decisión.

Thomas se encoge de hombros y lo mira fijamente.

—Quiero,- quiero estar contigo.

Se remueve incómodo y desvía la mirada hacia las plantas.

—¿Realmente lo quieres?

Asiente repetidas veces, tratando de parecer seguro al respecto.

—Es decir, yo- tú, me gustas.

—¿Te gusto?

—¿Sí?—mira a todos lados.

—No pareces tan seguro. No trates de complacerme, Louis. Piensa en ti.

—¿Qué? ¿Estas dudando de mis palabras?

—No pareces tan seguro. Creo que te he recordado demasiadas veces que hagas lo que tú quieras, que pienses en ti, que te valgan mierda los demas.

—¡¿Qué?! ¡¿Te estás escuchando?!

—Lo estoy.

Louis se para amenazando con irse. Vuelve su mirada a donde está Thomas y tan sólo se lanza a sus labios, besandolo hambriento.

Aclarando todas sus dudas.

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