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Capítulo 20

Ha despertado, hace tan solo un par de minutos. 

Pero no se ha movido de allí. Sigue en la misma posición en la que Louis lo ha dejado.

Con respecto a eso se siente demasiado confundido.

Intenta pensarlo pero en el intento solo se sonroja y se retuerce en el lugar. Algo pasa en su estómago. No es dolor estomacal y se siente genial.

Pero no es la primera vez que lo siente. En realidad, siempre lo ha sentido. Siempre ha permanecido ahí. Por años. 

Por tantos años que se pregunta si es real aún el sentimiento. Si sigue tan vivo como la primera vez. Y nuevamente lo confirma. 

Confirma que está jodido. 

En todos sentidos.

Le ha fallado a su padre y el se siente fatal por eso.

Pero lo ha disfrutado, lo ha disfrutado como la gran mierda.

Ya ni siquiera intenta mentirse a si mismo. Ya no trata de meter en su cabeza la idea de que el no gusta de su mejor amigo. No como lo solía torturarse hace algunos años.

El pensamiento ha cambiado rotundamente. Ha sido un giro de 180 grados. 

Lo piensa. Lo piensa muchas veces. Tantas veces que ha perdido la cuenta de cuantas han sido.

Louis es como su canción vieja favorita.

Vieja porque han pasado los años y no se cansa de escucharlo. Lo ha escuchado tantas veces y le sigue pareciendo tan interesante como siempre.

Él es diferente, aunque diga que no. 

No tiene las cosas tan claras como las tiene el castaño. Se siente inseguro muchas veces, y esto es realmente nuevo para el.

No nuevo precisamente. Se me hace necesario recarlcar nuevamente que se han conocido por años.

Es nuevo porque nunca antes se había sentido así. Por un momento imaginó que el sentimiento que tenia hacía el ojiazul era porque pasaba mucho tiempo con él. Y quizá estuvo en una etapa en la que seguía confundido con respecto a si estaba enamorado de el o no. Pero es nuevo porque no ha sentido esto por nadie más. Por ningún chico, e incluso chica.

Viene por más que atracción física. 

Porque Louis es hermoso, claro que lo es.

Pero el revuelto en su estómago no es causado solo por el azul de sus ojos penetrando los suyos, por su intensa mirada y su manera de lucir bonitos con estos. No solo es causa de el movimiento sexy que hace con sus largas pestañas cuando el le recuerda lo mucho que lo quiere. No solo es por su pequeña nariz, y lo tierna que se ve esta cuando el se enoja, o lo mucho que le gusta acariciar delicadamente con sus dedos mientras este duerme. No es solo por sus labios finos y lo bonitos que son cuando se prenden con los suyos en cuanto sus labios se unen, o la sensación de tener su lengua tibia luchando contra la suya. Por más que le guste mirar sus labios cuando el habla, no solo es por eso. Tampoco por su cabello, que tanto ama tocar cuando duermen, la agradable sensación de enredar suavemente sus manos en ellos y el resultado que obtiene en cuanto sus ojos se cierran de una manera tierna y agradable y sabe que lo ha hecho bien. No solo es por su cuerpo, y sus curvas. Por su físico y el impresionante poder que tiene éste cuando se trata de calentarlo. No son solo sus piernas, las cuales ama enredar con las suyas a la hora de dormir. Ni su abdomen, que ama explorar con sus manos, e incluso dejar rastros de saliva por su boca recorriendo cada parte de este como hace un par de horas. Tampoco es solo por aquellos ahora delgados brazos que lo rodean a cada instante y lo hacen sentir en su hogar.