Capítulo 4

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Lunes 27 de Enero, 11:20am.

Sus pequeñas manos rodeaban la taza de plástico que contenía yogurt, sus ojos estaban fijos en un viejo televisor y sus piernas se balanceaban de un lado a otro, sin razón alguna.

Su madre se encontraba haciendo los quehaceres de la casa, que por desgracia sólo ella los hacia.

Un par de golpes en la puerta llamó la atención del pequeño Louis.

Se sorprendió, para su opinión era muy temprano para recibir visitas.

Una sonrisa se formó en su rostro al ver que se trataba del mismísimo Harry Styles, con quien recientemente había comenzado una amistad que por el momento iba bastante bien.

Le sonrió un poco y abrió la puerta completamente, invitándole a pasar. Se dirigieron al sillón que estaba cerca del televisor. Aquel sillón forrado de cuero negro eran capaz de caber alrededor de tres o cuatro personas, sin embargo sus cuerpos estaban tan juntos al punto donde sus piernas se tocaban.

—¿Quieres?—le ofreció la taza de yogurt. Harry asintió, aún no sabiendo que sabor tenía aquel líquido.

Le pasó la taza de plástico que el estaba tomando a Harry, y cuándo las tuvo en sus manos, seguido de un asentimiento de parte de Louis, comenzó a beberlo.

—¿Qué es esto que estoy tomando?—preguntó.

—¿Qué que es lo que estás tomando?—preguntó nuevamente Louis. Se distrajo cuando Harry apartó la taza de la boca. — Tienes un bigote —dijo en lugar de responder la pregunta.

—¿Un bigote?

—Justo aquí —se señaló a si mismo en el lugar donde se encontraba.

— Oh... ¿Me queda lindo? —levantó las cejas una y otra vez sacando una pequeña risita de los labios de Louis.

— Oh, Harold... te queda divino. Te vez muy muy lindo —Louis le siguió el juego, imitando la voz de una mujer.

—¿En serio, Louisita? — intento su voz más seductora.

—No. Te queda horrible, en serio. —Harry hizo puchero y ambos estallaron en carcajadas—.Pasa tu lengua arriba de tus labios —dijo y obedeció.

Harry se la pasó nuevamente.

—Entonces...¿Dónde compras esta leche rosada?

—¿Leche rosada?—preguntó nuevamente —.¿Te refieres a lo que estás tomando?

—Mhm.

—Esto es yogurt.

—¿Yogurt?

—Yogurt de frutilla.

—Entonces si es de frutilla, ¿hay otros sabores?

—Sí—le volvió la taza.

—¿Cuál?

—Vainilla.

—¿De vainilla?

—Sí, pero no lo compres.

—¿Porqué no?

—Porque si yo compro de frutilla tú también. Ademas es asqueroso.

—Compraré de vainilla —discrepó.

Louis bufo molesto y enfocó su atención en la televisión. Harry al verlo enojado apoyó su cabeza en su hombro.

—¿Lulú? —pasó su nariz por el cuello de Louis, como si de un gato se tratara.

—¿Si?

—Solo vine para decirte que estás invitado a mi cumpleaños, es en cinco días.

Louis lo miró. Se sonrojo por estar tan cerca.

Ambos se quedaron en silencio por un par de segundos. Harry pensando en lo que Louis respondería y Louis esperando para atacar.

Entonces lo tomó desprevenido.

—¡¿En cinco días?!

Harry se sobresaltó y cayó sobre su espalda en el sillón, Louis se subió arriba de Harry, quién reía de las estupideces que su amigo —casi mejor amigo— hacía.

Comenzó a hacerle cosquillas al rizado, mientras este no paraba de reir.

—¡Louis! — la voz de Johanna desde la segunda planta los sorprendió a ambos, acabando con las cosquillas, obligando a separarse.

Harry se levantó yendo a la puerta mientras le decía que no se olvide del cumpleaños.

Antes de girar la perilla se dio vuelta y lo miró.

—Lou, a mi tampoco me gusta el yogurt de vainilla.

Mintió, pero dejo satisfecho a Louis, quién sonrió.

Viernes 31 de Enero, 5:08pm.

Cuatro días que lo volvieron loco al pequeño, preguntaba cada vez que podía si podía comprarle un regalo a Harry y que cuando sería. No tenia idea de lo que fuese a regalarle, solo quería asegurarse de que tenga regalo, y que fuese suyo.

Hoy iría a comprar, por lo que se mantenía mirando a la ventana, esperando a que su padre llegue para ir.

Cuando llegaron se encargó de recorrer las tiendas, llevándose consigo a Johanna casi a las arrastrándola.

Una remera del Capitán América idéntica a la suya, porque tenía la necesidad de demostrarle a Harry que realmente apreciaba su amistad. 

Antes de regresar a casa recordó y dijo:

—Mamá, falta el yogurt de frutilla.

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