Capítulo 22

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Domingo por la tarde. Su cuerpo pide descanso, hace una mueca de disgusto ya que tiene que estudiar demasiado para los exámenes de mañana, y no dispone de algún diminuto descanso.

Hay unas nubes en el cielo, sin embargo el sol está intacto, a la vista de todos, dándole calor a los humanos.

Abre la ventana de su habitación y sus ojos se fijan en dos personas quienes comparten saliva amorosamente. Para su disgusto se trata de Louis y Thomas. Sus ojos se blanquean ante aquella imagen y inmediatamente vuelve a la mesa con su tarea y sus cosas que debe estudiar.

Horas después, cuando el sol se ha ido y la luna hace una hermosa presencia en aquel oscuro cielo, baja a comer con sus padres.

Ultimamente la comida no es algo que llame mucho su atención.

Una charla banal con sus padres y la incómoda pregunta de su madre

—¿Y Louis? Hace bastante no lo veo andar por aquí.

Su padre gira los ojos y el suelta un gruñido.

—¿Ya vas a empezar?—pregunta su padre desafiante.

El frunce el ceño, fijando su mirada en las orbes de su padre.

—Empezar a qué.

—A defender a ese idiota maricon.

El llamado de atención de su madre hacia ambos pasa por desapercibido.

Harry jura que está por soltar un "El idiota eres tú".
Pero para cuando su madre pisotea sus zapatos por debajo de la mesa, disimuladamente, tratando de informarle que no comience a pelear como hace siempre.

Recibe el mensaje y continúa comiendo, ignorandolo.

Cuando finaliza lleva su plato a lavar y sube a su habitación.

Su corazón se paraliza cuando encuentra a Louis en su cama. Se ve bastante sexy a decir verdad.

Tiene las hojas de estudio en su manos y una sonrisa divertida.

—Tu letra es horrible.

Ríe y Harry sólo piensa en lo mucho que ha extrañado su risa. Y lo linda que ésta resuena en su habitación.

Recuerda la última situación que pasó con él.
Los besos, las caricias, los toques calientes y los corazones latiendo a mil deshace la sonrisa que estaba a punto de esbozar.

—¿Qué haces aquí?—pregunta con el tono más serio que jamás utilizó.

—Cuanta agresividad, Hazz.

Mierda mierda y más mierda.
Los apodos y su estúpida creencia en que todo está bien.

—¿Me harías el favor de irte de aquí?

Oh no, Louis se ha puesto de pie. Y se dirige a él a paso lento.

Sus narices se tocan. Y inconscientemente las verdes orbes de Harry se dirigen a los finos labios del ojiazul.

—Ha pasado tanto tiempo, guapo.

—Sí. Y seguirá pasando, vete.

Louis está demasiado cerca. Demasiado.

—¿Porque eres tan malo conmigo, bebé?

¿Qué con los apodos? ¿Qué con la última vez?

—¿Bebé?—pregunta sarcástico. —Vete a la mierda, idiota.

Sale de su cruce y se dirige a la cama.

Como solo Louis sabe hacerlo, lo toma de las manos y lo tira a la cama, cayendo el arriba.

Incluso nota lo mucho que Louis ha bajado de peso. La notoria clavícula se marca. La remera negra le queda holgada y siente sus miembros tocarse.
Y es jodidamente caliente.

Posiciona sus manos en los costados de su cabeza, quedando nariz con nariz.
Luego baja hasta su cuello, sin embargo sólo pasa su rostro por ahí. Soltando aire caliente de su nariz, perdiendo la cordura y haciendo estallar el corazón del ojiverde.

Louis está tratando de controlarse lo más posible por no cometer una infidelidad. Porque ahora sus labios están peligrosamente a la altura de los de Harry. Aquellos labios gruesos.

Sin embargo se deja caer y lo abraza con fuerzas. Pero es sacado por Harry, quien se incorpora en la cama y apoya las manos en sus rodillas.

El "no" se repite con frecuencia en su cabeza. No.

—Hazz te he extrañado una mierda, ¿que pasa contigo?

—¿Que no recuerdas la ultima vez?

—De hecho no.

—Solo vete.

—No, Haz. No empieces con tus estupideces. Dime que sucedió.

—Las cosas terminaron.

—¿Que cosas?

—Nuestra amistad.

—¿De nuevo con eso? Jesús, hemos sido amigos de toda la vida. No puedes ponerte así por un par de besos sin sentidos.

Oh, claro. Sin sentido.

—Claro. Porque son besos de amigos ¿No?

—Sí. Haz, son besos de amigos.

—Entonces no me gustan. No quiero nada contigo. Vete.

—¿Es por tu padre eh? Eres un estúpido.

—¿Sabes? ¡Quizás mi padre tiene razón y solo eres mierda!

—Okay. Sigue los consejos de tu padre. Deja que siga golpeandote, idiota.

Harry abre la boca y se pone de pie a la altura de Louis. Lo empuja contra la pared, y nota como los ojos de Louis están bañados en lágrimas.

—¡Eres una mierda! ¡Te odio!

—Sólo recuerda que ésta mierda—se acerca a la altura de sus labios—, te amó y te defendió de todo.

Por último, Louis también lo empuja levemente y se dirige a la ventana.

—No vuelvas a buscarme. Nunca.

—N-no. ¡Lou!

Louis sale por las escaleras de la ventana, con el corazón roto.

Y Harry solo se tira a llorar en su cama.

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