23
Bree
Al día siguiente me marché dejando a Harry enredado entre las sábanas de su cama. La sábana apenas cubría sus musculosas nalgas; Harry rodeaba con los brazos la almohada, bajo la que escondía la cabeza. Su hermosa espalda, toda surcos y duros montículos, quedaba a la vista. Me planteé brevemente despertarlo para disfrutar de nuevo de aquellos músculos, pero sabía que Phoebe tenía que salir a hacer sus cosas, había descuidado mi casa y no tenía ropa interior limpia. Así que me tocaba llevar a cabo algunas tareas necesarias; di un ligero beso en el hombro de Harry antes de marcharme. Estaba cansado; la noche anterior había gastado mucha energía. Apreté los muslos al recordarlo y me obligué a salir del dormitorio.
Cuando llegué a casa, dejé salir a Phoebe y me di una larga ducha caliente. Después me vestí, encendí el móvil y vi que tenía un par de mensajes de Natalie. Me decía que el detective que llevaba la investigación sobre el asesinato de mi padre la había llamado preguntando por mí un par de veces, y que debía ponerme en contacto con él. Respiré hondo y me senté. Durante los meses que siguieron a aquella fatídica noche, había llamado muchas veces al detective, y él nunca había encontrado ni una sola evidencia. Una vez que me marché, no volví a contactar con él. No pensé que fuera necesario. Pero ahora, de repente, había algo nuevo. ¿Por qué?
Marqué el número, que todavía me sabía de memoria, y cuando el detective McIntyre descolgó me identifiqué.
—¡Hola, Bree! ¿Qué tal va todo? —me saludó calurosamente.
—Bastante bien, detective. Sé que hace tiempo que no hablamos, y que he cambiado el número de teléfono, y no…
—No te preocupes. Me alegro de que me dieras el número de teléfono de la chica con la que te alojaste después del crimen. —Fui consciente de que no dijo «asesinato».
—¿Hay algo nuevo? —pregunté, yendo al grano.
—En realidad, sí. Tenemos a un sospechoso, y nos gustaría que vieras algunas fotos —me informó con suavidad.
El corazón se me aceleró en el pecho.
—Ah… —suspiré. Luego permanecí en silencio. El detective se aclaró la garganta.—Lo sé, es sorprendente después de tantos meses, pero en realidad la información nos la facilitó un camello de poca monta que trataba de ahorrarse algún tiempo en la cárcel.
—De acuerdo —convine—. ¿Cuándo quiere que vaya?—En cuanto te sea posible. ¿Cuándo podrías estar aquí? Me mordí el labio.
—Mmm… —Lo consideré durante un momento—. ¿Dentro de tres días? —Si es lo más pronto que puedes venir, tendrá que ser así.Me sentí un poco adormecida.
—De acuerdo, detective, lo llamaré en cuanto esté en la ciudad.
Nos despedimos y colgamos. Permanecí sentada en la cama durante mucho tiempo, mirando por la ventana mientras sentía como si mi burbuja acabara de explotar. Sin embargo, no sabía bien cómo tomármelo; estaba feliz porque podría ser un gran avance en el caso de mi padre. Si habían arrestado a alguien…, ya no tendría que andar preguntándome si… por fin podría sentirme segura. Y mi padre tendría la justicia que se merecía.
Cogí el teléfono y marqué el número de Natalie para contarle la noticia. Cuando terminé, soltó un gran suspiro.
—¡Dios mío, Bree! No quiero hacerme demasiadas ilusiones, pero… espero que… —No terminó la frase.
—Lo sé —dije—. Lo sé… Y yo también.Ella guardó silencio durante un segundo.
—Mira, tengo una idea —soltó finalmente—. ¿Qué te parece si cojo un avión hasta allí y luego vuelvo contigo en el coche para hacerte compañía? Suspiré.
—¿No te importa?
—Claro que no. Además, mi madre tiene millones de puntos por todos los viajes que hace. No me va a costar nada. Sonreí.
—Eso sería…, me encantaría. Así tendremos un largo viaje en coche para ponernos al día.
—Vale —dijo con voz risueña—. Lo arreglaré. ¿Vas a poder pedir días libres en el trabajo?
—Sí, no creo que haya problema. La gente para la que trabajo es genial, y en cuanto se lo explique…
—Bree, saben estás ahí de forma temporal, ¿verdad? Me tomé un tiempo y me tumbé en la cama.
—No se lo he mencionado, la verdad. —Me puse la mano en la frente—. Y creo que no es temporal. He… he decidido quedarme. —Cerré los ojos, esperando su reacción.