Alas rotas

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El día casi acababa, la noche había llegado junto con la luna, la cual era observada por una joven pareja, que estaba sentada en el balcón de la habitación del conde

- ¿Cómo te sientes amor? Preguntaba Sebastian de forma cariñosa a su amado, al cual en este momento parecía no ponerle atención - ¿Ciel? Sebastian seguía hablándole a su pequeño, el cuál parecía seguir perdido en sus pensamientos - ¿¡Ciel!? Gritaba ahora Sebastian tratando de llamar la atención del menor.

- ¿Eh?, aaaa... ¿Qué? Ciel miraba a su amante confundido, estaba distraído y el pelinegro solo suspiro

- ¿Cómo estás? Sebastian volvía a hablar con tono dulce, pero el menor parecía más interesado en otra cosa

- Bien, pero dejando eso de lado ¿escuchas eso? Preguntaba el peli azul mirando atentamente el jardín

- Yo no escucho nada Sebastian concentrándose trataba de escuchar lo que decía su pareja, pero no lograba hacerlo

- ¿Podrías llevarme? El peli azul volteó a ver a su pareja serio, algo que sorprendió un poco al mayor

- No creo que sea buena idea porque deberías  descansar, además ¿para qué quieres ir? El pelinegro miro a su joven conde confundido, sentía que algo lo inquietaba, o así sentía qué se mostraba el menor

- Di me loco, pero siento que algo me atrae, no sé cómo describirlo, pero es como si alguien me necesitara, por eso lleva me al jardín Ciel tomo las manos de su amado entre las suyas - Por favor Pedía o casi rogaba el menor, causando que su amado suspirara

- Si te pones así ¿cómo decirte que no? Dándose por rendido Sebastian tomo a Ciel entre sus brazos, y dando un salto bajo hasta el jardín, ya en este bajo a su pequeño con cuidado y este comenzó a caminar.

- ¿Ciel a dónde vas? Preguntaba siguiéndolo el pelinegro, pues como si nada el joven conde caminaba

- Shhh Ciel callo a Sebastian y este solo se sorprendió era raro que hiciera eso, así que decidió seguir caminando a su lado hasta que se encontraron a cierta peli lila sentada en las escaleras, con la mirada llorosa, esta sostenía una rosa blanca - Espera aquí

Sebastian obedeció a su amado, el cuál siguió caminando hasta la joven, le toco el hombro, Celestine rápidamente volteó y al ver a Ciel soltó la rosa

- ¿J-jo...ven a-amo? La peli lila al ver que aquel peli azul estaba ahí, no supo cómo reaccionar, se quedó paralizada hasta que vio como el joven se sentaba al borde de las escaleras y la abrazaba

- Celestine, no soy quién para decirte esto, pero duele más sufrir a solas que acompañado Hablaba el menor con dulzura, sorprendiendo tanto a Celestine como a Sebastian que estaba observando a distancia - Por eso deja me acompañare, deja me ser el hombro que sienta tus lágrimas, y ser las manos que las limpien, aquel que escucha tus sollozos, pero también tu historia, y lo más importante ser aquel que comparta tu dolor Hablaba sinceramente Ciel, sentía dentro de sí qué tenía que consolarla, que tenía que protegerla sin importar que

Por su parte la peli lila termino correspondiendo el abrazo y empezó a dejar correr delgadas y frágiles gotas de agua a través de sus mejillas, como anhelaba que alguien le dijera esas simples palabras, quería hablar, quería contarle a alguien lo que sentía, tantas cosas por decir, por sacar, por compartir.

- Ciel... ¡Ciel! ..... y-yo... e-ella.... Trataba de decir la joven, mirando ahora al peli azul, el cuál limpio sus lágrimas e hizo que la peli lila recostará su cabeza sobre sus piernas, y así comenzó a acariciar la cabeza de la que ahora parecía una niña - Yo... no tengo nada que perdonar le a Undertaker, yo... para empezar fue mi culpa... yo.... yo...

El destino nos enlaza al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora