Habían pasado ya unas cinco semanas desde que Ian le dio a beber ese líquido a Ciel, el cuál después de eso parecía estar bien hasta qué al tercer día comenzó a sentirse mareado, su respiración estaba alterada, vomitó e incluso llego a desmayarse, ese día todos preocupados dejaron que el mismo castaño revisara a Ciel, pues tenía el gran pretexto de que había estudiado un poco de medicina, aunque en si tenía algo de cierto, asustado, imaginándose lo peor comenzó a revisarlo.
Después de una larga hora termino de revisarlo, descubrió que tenía un pequeño caso de asma, algo que tenía desde niño, eso lo asusto más.
Cuidados intensivos, y alguna que otra medicina fueron las cosas que hicieron todos para que el peli azul se curara, y así fue, gracias a todos los cuidados que tuvo, su caso de asma mejoro en tan solo unos cuantos días.
Después de eso Sebastian se comportaba más sobre protector y mucho más cariñoso con Ciel, lo cual llego a agobiar al pequeño y por consecuencia terminaron peleando frente a los empleados, dando a conocer, o más bien confirmar su relación amorosa.
Poco después, para ser exactos una tarde, se reconciliaron demostrándose amor en cuerpo y alma, al siguiente día ambos fueron regañados por el castaño, el cual estaba molesto pues no tenía mucho de que Ciel se había recuperado.
- Joven amo es hora de levantarse Decía Ian tras abrir las cortinas y amarrarlas, dejando entrar así los primeros rayos del sol, qué para el pequeño conde eran molestos.
-Buenos días Ian Terminaba por decir el conde tras levantarse y acostumbrarse a la luz del día, el castaño le paso el té y el periódico, cuando su joven amo termino de tomarlo le devolvió la taza y después Hawkins comenzó a buscar ropa para vestir al conde
- Partiremos a nuestro destino dentro de una hora, por favor que no se le olvide nada Acertaba a decir el mayor mostrando un conjunto de color azul marino con detalles negros
- Está bien Decía el conde pensativo, no le ponía atención a su acompañante y este lo noto
- No se preocupe ya pronto vera a Sebastian Comento Ian mirando a su joven amo, el cuál al escuchar eso se sonrojo, llevaba sin ver a su Sebastian dos largos días, pues este había ido a París, para adelantar el caso que la reina les había dejado.
Ese día una carta llego, y la noticia llamo la atención del castaño qué preocupado convenció a su amigo de ir a ver si el ambiente eran seguro para Ciel, y así fue como Sebastian le dejo su más preciado tesoro a su amigo, en el cuál confiaba plenamente.
- ¡No es eso! Grito el conde avergonzado, si extrañaba a su demonio, pero no era eso en lo que pensaba
- Entonces ¿Por qué está tan pensativo? Preguntaba el mayor algo preocupado, a pesar de que el conde ya se había recuperado tenía miedo a que este volviera a enfermarse
- Pues verás yo Se acercó al oído de Ian y le susurro unas palabras que dejaron boquiabierto al castaño
- Joven amo yo no..... Ciel tomo la muñeca de Ian, e hizo que ambos se miraran a directamente a los ojos, haciendo que Hawkins se sonrojara levemente
-Por favor... Te necesito de verdad... El conde hizo que Ian se sonrojase aún más de lo que ya estaba, el castaño hincándose suspiro nervioso
- E-Está bien... Lo haré solo por qué eres tu Ciel Ian comenzó a desabrochar los botones de la camisa de Ciel "su pijama", pronto se vio como Ciel era recostado en la cama completamente denudo.
En París un apuesto mayordomo esperaba ansiosa-mente la llegada de su joven amo, veía como las personas pasaban caminando a su alrededor, e ignoraba algunas miradas de algunas doncellas, seguía buscando hasta que encontró a ese niño.
ESTÁS LEYENDO
El destino nos enlaza al amor
De TodoCiel y Sebastian tienen un pequeño problema que tendrán que resolver... Con el pasó del tiempo descubrirán que se encuentran en una situación más que "amo, mayordomo"... Entre retos, confusiones, celos, personas que ayudaran y otras que harán las...