Capítulo siete: Camila

1K 36 0
                                    

- Acabo de aceptar ser novia de Luis- las palabras de Lauren salían veloces de su boca, como si tuviese miedo a no poder decirlas - pero yo...

- No entiendo - mi mente me regresaba a todas esas veces en la escuela en las que me sentía rechazada por el chico que me gustaba - acabas de besarme... ¿Por qué?

- Camz, no sé - empezaba a dolerme cada palabra, mis oídos empezaban a zumbar - estoy confundida trata de entender: no eres tú, soy yo...

- Oh Dios mío,  no no no - estaba empezando a jadear, sentía una presión absurda en el pecho - ¿estás rechazandome con una frase de película?

No podía más, no quería oírla. Me alejé de ella con paso veloz y tomé un taxi. La vi correr detrás de mí, tomar un taxi y seguirme.

Mientras me encaminaba a mi casa, con Lauren persiguiéndome, le escribí a todas las chicas diciéndoles que ya todo estaba bien. Traté de parecer lo más normal posible, así que mi mensaje fue corto.

Me bajé del taxi torpemente, tropezando con mis propios pies, dejándome a mí misma en el piso.

- ¿Te ayudo? - su voz se me hacia insoportable, quería llorar pero no me lo iba a permitir -

- No - mi voz sonó muy quebrada para ser cortante, y lo lamenté - vete.

- Sabes lo difícil que es para mí dejar el orgullo - sus ojos claros se clavaban en los míos cortándome otra vez la respiración - por favor...

No me quería dejar, tenía que ser más fuerte que con mi dieta, así que me paré yo sola y abrí la puerta de mi casa.

- Gracias por acompañarme - hice que mi voz sonara más alta para que me escucharan mis padres - adiós Lolo.

Ella me miró fijamente y maldijo en voz baja, en lo que cerré la puerta me imaginé lo horrible que ahora sería verla a la cara y no fue sino un ataque de tos lo que me hizo volver a la realidad.

- Camila, ¿encontraste a Lauren? - mi mamá llegaba a mi preocupada y me veía de pies a cabeza - ¡pero si estás toda mojada,  hija!

- Tranquila mamá, estoy bi... - mis palabras eran interrumpidas por otro ataque de tos, no era posible que me enfermase tan rápido -

- Ay, hija, entra a la ducha que yo te hago una sopa caliente - mi mamá me besó en la frente y no hizo preguntas sobre Lauren ni sobre mis raspones en las rodillas - rápido para que no empeores.

Me metí bajo la ducha y dejé que se aclararan mis ideas, me sentía horrible. Había besado a alguien y había sido fantástico. No es que supiese de esas cosas, pero yo había sentido un cosquilleo que me hacía temblar las rodillas...

Pero ese alguien, persona que no solo era de mi mismo género sino que formaba parte de mi girl band, me había rechazado.

No podía con tanto, era demasiado, ¿por qué siempre me rechazaban?  Era horrible ser tan patosa, tan fea.

Salí de la ducha y me puse un gigantesco pijama de ositos, me tomé la sopa y leí los mensajes del celular.

Había varios de las chicas que pedían explicaciones, pero no los respondí porque no sabía qué decirles... Pero ni uno solo de Lauren.

No sé porqué esperaba que me escribiera, como para decirme que todo había sido un juego, pero en lo más profundo de mí sabía que no sucedería.

- Hija ¿te sientes bien? - mi papá no preguntaba sobre el obvio resfriado -

- No - mi voz titubeaba, pero no podía mentirle - es que me gusta alguien... y yo no le gusto

- Bueno, hija - mi padre abrió mucho los ojos, como superado por esa afirmación - eso no es posible, pero mejor así: no estás en edad de tener novios estás muy ocupada.

Le sonreí y me fui a la cama, mi papá era muy tradicional en ese sentido... Me pregunté qué pensaría de Lauren y yo... De Camren ...

Pero luego me negué a mí misma la idea; la cuestión era obvia: jamás le podría gustar a alguien como Lauren, jamás.

Me dormí ese día pensando en que había perdido mi amistad con Lauren y que no sería capaz de volverla a ver igual.

Quererte en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora