Capítulo 2

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Cierro los ojos al recordar las asquerosas manos de Luis recorriendo mis muslos, y mis pechos, lo que causa una gran impotencia en mí

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Cierro los ojos al recordar las asquerosas manos de Luis recorriendo mis muslos, y mis pechos, lo que causa una gran impotencia en mí.
Retiro las lágrimas que ruedan por mis mejillas con uno de mis dedos, y vuelvo a atusar mis cabellos desgreñados.

<< ¡Viva yo! ¡viva mi vida!>> me digo internamente.

Ese trabajo me permitía solventar mis gastos en Madrid, así como también ayudar a mi familia.
Hace casi un año a mi padre le diagnosticaron cáncer, y los tratamientos cada vez se vuelven más caros. Por ese motivo, mi madre sin que mi padre lo supiera, hipotecó la casa en la cual crecí con mi hermano Erik. Cuando me enteré de su idea le rogué que no lo hiciera, que buscara otra alternativa, pero no quiso escuchar.

— tu padre se morirá si no hago algo al respecto — expresó mi madre en un hilo de voz.

En ese momento comprendí lo mucho que amaba a mi padre, y que haría todo lo que estuviera en sus manos para salvarlo.

---¡señorita! hemos llegado a su casa.

La voz de mi salvador como lo he catalogado, me hace volver a tierra.

Luego del incidente del restaurante, mi ex jefe llamó a la policía y Luis fue detenido. Mañana a primera hora tendré que ir a declarar, así como también el señor que me acompaña.
Con desánimo miro la fachada gris de mi apartamento, y con un gesto de tristeza me dirijo a aquel hombre.

— gracias por lo que ha hecho esta noche por mí. Lamento mucho que esté involucrado en todo esto — digo mirando apenada mis manos.

— no se preocupe señorita. Además, no podía permitirlo — responde mirándome fijamente

--- es usted muy amable.

— Ahora vaya a descansar que mañana nos espera un día intenso.

En ese instante vuelvo a mirarlo con una sonrisa forzada. En estos momentos lo único que deseo es ducharme con abundante agua caliente y acostarme.

— Buenas noches, y gracias nuevamente.

Tras despedirme abro la puerta del coche, pero antes de bajar, vuelvo a mirarlo: — ¡suba que lo invitaré con una taza de café! ¡Es lo mínimo que puedo hacer para pagarle lo que ha hecho esta noche por mí!

Este me mira con una leve sonrisa: — Me encantaría, pero no puedo. Debo volver a mi casa.

¡Por supuesto! Este tío tiene esposa e hijos esperando por él, y como buena tonta profunda que soy, lo estoy invitando a mi apartamento a tomar café ¿pero en que he pensado?

— ¡Está bien! — pronuncio

Sin más, bajo del coche, pero antes de que cierre la puerta escucho la voz de mi salvador — ¡acepto su invitación! ¿no tiene miedo de que pueda hacerle algo?

Contratada para casarme © BORRADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora