Capítulo 26

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Luka Ferrara

    Miro la puerta por donde salió  Judith y no se si ir a buscarla, o esperar que las aguas se calmen. Quizá la opción B sea la correcta. ¡Vaya  esposa me he tirado!

Me duele decirlo, porque no soy un hombre que de el brazo a torcer, pero creo que Raúl tenía razón cuando me dijo que ella sería bastante complicada y vaya si lo es.

Me siento en mi sillón color marrón y comienzo a pensar en las pocas posibilidades que existen sí me divorcio de Judith, y la única seria, entregarle todo a mi padre. 

No creo que el abogado de mi abuelo esté de acuerdo en que vuelva a casarme.

  Mi móvil comienza a vibrar con insistencia encima de la mesa y rápidamente me hago de él. Quizá es Judith que se ha arrepentido sobre lo que dijo y viene a arreglar las cosas, pero me asombro al ver que es un mensaje de Daiana.<< ¿y esta tía que quiere ahora? ¿Cuándo entenderá que no me interesa estar con ella? Bueno.. cuando esté absurdo contrato finalice ¿ Por qué no?>>

  Sin más, dejo el móvil y vuelvo a lo mío, sinceramente no quiero cargar con otro problema, pero nuevamente mi móvil comienza a sonar con insistencia. Esta vez es una llamada. 

---- ¡maldición! Si no la atiendo, no me dejará en paz ---- susurro 

Cojo el móvil de malas maneras y pregunto ---: ¿que quieres?

---- ¡hola Luka! --- la voz sensual de Daiana se logra escuchar del otro lado de la línea 

----- ¡hola! ---- pronuncio molesto ---- y ahora contéstame ¿que quieres? 

--- hablar contigo

--- sinceramente no me interesa, ya te lo dije en New York ---- refunfuño entre dientes — ahora si me permites debo seguir trabajando. Buongiorno (buenos días)

Daiana me corta — : ¡no, por favor! Lo que tengo que decirte puede interesarte. 

---- bueno, dímelo entonces.

---- no Luka, por teléfono no es seguro  --- pronuncia --- ¿puedes venir a mi casa esta noche?

---- ¡No Daiana! --- entrecierro los ojos --- ¿tú piensas que voy a caer en tu juego? 

----  Por lo visto no te interesa saber porque estaba en New York ---- rápidamente frunzo el ceño con su confesión.

Por unos minutos las dudas me dan vueltas en la cabeza. Luego de un segundo de silencio, digo —: si quieres podemos vernos en el  café que está cerca de tu apartamento. 

Un silencio se hace presente hasta que en un momento Daiana, contesta ----: de acuerdo. ¿A las siete te parece?

---- sí --- luego de contestar con un monosílabo corto la comunicación y tiro la espalda hacia atrás, pero un golpe seco me aleja de mis pensamientos.

--- ¡buenos días! --- miro hacía la puerta y veo a Raúl con su flamante traje azul y sus cabellos rubios algo alborotados.

---- ¡buenos días! --- pronuncio.

—  ¿Buenos? ¡uh! Por la cara que traes diría que son malísimos — expresa mientras se sirve un vaso de whisky 

--- sinceramente no estoy de humor y por favor deja ese vaso. Sabes que no me gusta que tomes cuando trabajas --- contesto.

---- Tranquilo, es solo un wiskisito — dice mientras se sienta en el sillón frente a mí — Necesito recargar energías porque anoche no sabes. Luego de que deje tu casa, me fui al apartamento de Susana, la nueva secretaria del piso de arriba. No sabes es un mu - je - rón ¡Madre mía! — confiesa y luego muerde su labio inferior.

Contratada para casarme © BORRADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora