Capítulo 5

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Luka Ferrara

   Camino de un lado a otro en el despacho de mi amigo, Juan Álvarez.
Él  me observa fijamente mientras paso una de mis manos por mi cabello.
Miro la hora nuevamente. Son las nueve y treinta y Judith no aparece.

<<¡maldición! ¿y ahora? >> me cuestiono una y otra vez.

— ¡Tranquilízate! — exclama mi abogado  — esa mujer llegará. Nadie se resiste a tan buena cantidad de dinero. Además si no es ella, puede ser otra — giro mi cabeza y lo miro con el ceño arrugado — Muchas desearían ser la esposa de un magnate como tú.

Meneo la cabeza en modo de negación.

— Juan, mi querido amigo — expreso mientras apoyo mis manos en el respaldo de la silla. Mirándolo fijamente, agrego:  — sé que muchas mujeres hasta mis amigas desearían serlo, pero también sé que ellas me darían muchos dolores de cabezas. Si me caso con una de ellas, puedo irme despidiendo de las empresas.

— ¿Qué tan malas pueden ser?

— A ellas les gusta el dinero, así que no desconfiaría que le vendan la noticia a la prensa o a mi padre.

— ¡Qué mujeres consigues! Espero y esta no sea igual.

Sigo caminando mientras mis manos tiemblan. Judith que no aparece y a mi me está por dar algo.

— Luka, ¿y cuando piensas decirle lo del niño? Aquí no lo planteas y te recuerdo que es parte del acuerdo —  dice Juan y rápidamente niego con la cabeza.

No se como le diré que aparte de casarse conmigo, tiene que darme un hijo.  Mis nervios se hacen notar en mis manos que ahora sudan más que antes.

- lo sé, pero si lo hago...

Un golpe en la puerta corta mi oración.

<<¿será Judith? >> pienso.

Lentamente me acerco a la puerta y sin dudarlo, la abro.
En ese instante veo el delicado rostro de Judith y siento como mi corazón vuelve al pecho. La invito a pasar, y esta ingresa al lugar a paso lento. Una vez dentro gira su cabeza y me observa con sus ojos verdes.

— Disculpe la demora. Es que.. dudé en venir. Si mi padre se entera que estoy haciendo esto, va a matarme.

—  él no se enterará.

Judith entra  en el despacho y comienza a mira todo a su alrededor y sin poder evitarlo comienzo a mirarla de arriba a abajo. Frunzo el ceño al ver que lleva una campera negra, unos jeans gastos, unas converse blancas y una mochila. Sus cabellos rojizos los lleva sujetos en una alta coleta.
Por unos segundos me replanteo la loca idea de casarme con ella. Judith es todo lo contrario a las mujeres que me gustan, a esas que acostumbro frecuentar. Ella es insulsa, sin gracia, sin estilo, parece que la moda y ella nunca se llevaron bien.

— Judith, quiero presentarle al abogado, Juan Álvarez

— es un honor conocerlo señor — ella extiende su mano y él hace lo mismo. A continuación se dan un apretón de manos — escuché mucho sobre usted y también dice el gran equívoco que tiene a lado.

— ¿En serio? — interroga mi amigo con una sonrisa — es que me gusta que mis compañeros trabajen cómodos, así pueden dar un mejor rendimiento.

— la verdad me hubiese encantado hacer la pasantía aquí, pero en ese momento su estudio de abogados no estaba disponible. Tuve que quedarme con el Buffet de Petra Ortiz.

Veo que en ese momento, Juan frunce el ceño.

— Disculpe señorita , pero no comprendo — dice entonces

Contratada para casarme © BORRADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora