Recién llegado

Ya no lo necesito

Las cosas no me podían ir mejor, tenía la chica de mi vida a mi lado y Amaia había adquirido el rol de mejor amiga. Por primera vez en mi vida era completamente feliz. La carrera me iba bien, aunque no podía concentrarme en ella, pero no me podía quejar.

Al llegar de las vacaciones  Nuria y Óscar se comportaban diferente pero ni Lucas ni yo quisimos preguntar. Las clases de este cuadrimestre se me estaban haciendo eternas, los profesores parloteaban de cosas que no siquiera tenían sentido para mis oídos.

-         - Chicos habéis entendido algo de lo que ha dicho el profesor?- preguntó Nuria visiblemente agobiada

-        -  Yo lo que é entendido mejor fue el dibujo- dijo Lucas irónicamente

-         - En serio? – preguntó Nuria ilusionada

-      -    Lucas deja las ironías, quieres?- concluyó Óscar antes de referirse a mi- y tu a que andas?

-     -     Estoy buscando mi móvil, no sé dónde lo he metido

-       - Tranquilo, tu noviecita estará en clase y ni se ha acordado de ti- dijo sonriente

-         - Eso es lo que tú te crees- dije sacando y mostrándole el móvil en el que había 10 llamadas perdidas y dos mensajes

-        -  Madre mía, debe estar obsesionada- dijo sorprendido

-       -   Ha debido de pasar algo, no es normal

Las llamadas eran de mi madre y me asusté.

-Es mi madre no sé qué habrá podido pasar, voy a llamarla vuelvo enseguida- dije

-Vale- dijeron todos

No había llamado a mi madre en tres días, quizás solo quería saber que estaba bien, pero eran demasiadas llamadas para ser solo eso.

-       -   ¿mamá estás bien?

-        -  Hijo,  te he llamado muchas veces

-        -  Lo sé mamá estaba en clase, ¿ha pasado algo?

-       -   Tu padre, tu padre ha venido

-       -   ¿Qué padre?- pregunté sintiéndome perdido

-      -    El tuyo, no sé cómo me ha localizado y ha venido a verme...- le temblaba la voz  y parecía triste, y yo estaba enfadado

-      -    ¿Qué quería?- dije sin más

-       -   Conocerte, me ha dicho que se arrepiente de habernos dejado y quiere conocerte para recuperar el tiempo perdido.

       Mi cabeza daba vueltas, y estaba furioso, más de lo que nunca había estado. ¿Qué pensaba,  que podía venir  19 años después y actuar como si nada? ¿Qué podía presentarse y hacer llorar a mi madre?

-Juan? Juan sigues ahí?- la voz de mi madre interrumpía mis pensamientos

- si mamá, dime, que le has dicho

- Pues que hablaría contigo y si querías conocerle que le llamaría para darle tu teléfono- mi madre hizo una pausa para hacer la pregunta que yo ya esperaba- ¿Juan, tú quieres  conocerle? ¿Quieres que le dé tu teléfono?

-No sé mamá, por un lado tengo ganas de decirle unas cuantas cosas pero por otro no quiero ni dirigirle la palabra porque no se lo merece

- ¿quieres mi opinión? – dijo en un susurro

- Me encantaría saberla ma’!

- Dale una oportunidad, conócelo

-Y por qué? Él decidió hace 19 años que no quería conocerme, por qué he de querer conocerle yo?

- No lo sé hijo, piénsalo. Tú sabrás hacer lo correcto, siempre lo has hecho.

- Te llamo más tarde, vale?

- Vale, pero piénsalo

- si mamá

Me sentía mareado y cabreado. Decidí saltarme las dos clases que me quedaban e irme a casa. Me despedí de mis amigos y me dirigí a la salida, en mi móvil aún aparecía dos mensajes. Los dos de mis chicas favoritas. Al verlos me relajé y abrí por orden de preferencia

Estoy en una clase aburrida y no sabes lo que te echo de menos. Espérame para ir a casa. Tengo unas ganas enormes de darte un beso. Te quiero

Decidí llamarla, necesitaba tenerla a mi lado, no podía tomar esta decisión yo solo.

Cogió al 2º toque

-Qué pasa?- me dijo en un susurro

-Clara, ¿puedes venir?- y noté como mi voz se quebraba y las lágrimas acudían a mis ojos

- Voy, espérame. Tranquilo.

Acudía a mi rescate sin saber lo que me sucedía. Esa era mi chica, la mejor en todo, la más comprensiva, la más cariñosa, la más buena y  guapa. Ella cubría toda mi vida, no necesitaba a mi padre, quizás lo había necesitado antes pero ahora ya no. Pero si era así, por qué tenía ganas de llorar?