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El menor trataba de acomodar la bandana rosada en sus rebeldes cabellos, gruñó cuando por décima vez el accesorio se caía de su cabeza.

James le había entregado el uniforme el día anterior, ahora se encontraba en la sala de empleados tratando de terminar de acomodar bien la bandana en su cabeza.

Los jeans le quedaban bien, le hubiera gustado romperle un poco las rodillas, pero no estaba permitido. La remera le quedaba un poco grande y la placa con su nombre, Connor, le gustaba. Lástima que odiaba la maldita banda.

-Oye novato, así no se usa. -Un rubio algo oxigenado le ayudó a acomodar la bandana rosada en sus cabellos mientras sonreía.

-Gracias. -El oji-azul miró al chico, no era más alto que él. Usaban las mismas prendas, sólo que una bandana violeta decoraba sus rubios cabellos. -Odio esta cosa, por cierto soy Connor.

-Son un tanto incómoda, pero con el tiempo te acostumbrarás. -Ambos salieron del lugar y se dirigieron a su área juntos. -Nate, me llamo Nate.

Al entrar a la habitación todos estaban riendo, saludaron al rubio y se quedaban mirando al castaño con incertidumbre. El oji-azul se sentó al lado del rubio, se sentía intimidado frente a la mirada de tantas personas.

-¿Eres nuevo? Pensé que sólo eras amigo de James. -Una chica de cabellos rosados con una corona de flores negras lo miraba confundida. Por su placa supo que se llamaba Margaret. -El recorrido siempre lo da el señor McVey, nunca su hijo.

Connor se encogió de hombros y miró la caja frente a él algo aturdido. -Es mi vecino. -Fue lo único que articuló mientras imitaba los gestos de los demás.

Los demás en la mesa no dejaban de conversar y reír por tonterías, él sólo se concentraba en armar todo a la perfección. De a ratos, miraba de reojo a Nate quien le sonreía al notar su mirada.

-No seas tímido, no mordemos. -El castaño rió al sentir cosquillas cuando el rubio le susurró en el oído, llamando la atención de todos. -¿Por qué no nos cuentas un poco de tu vida novato?

Cuando Connor estaba por contarles sobre su corta vida, la puerta se abrió y al instante todos callaron. James entraba al lugar con su uniforme, una sonrisa y un ramo de flores.

-Buenos días vagos. -La habitación se llenó de risas mientras James avanzaba a la mesa del castaño. -¿Cómo estuvo tu primer día?

-Bien. -Los ojos azules del menor no dejaban de mirar las flores con confusión.

-¿Le trajiste un regalo a tu novio? -Bromeo un chico pelirrojo, todos rieron cuando el castaño se sonrojo.

-No es mi novio. -El rubio rodó los ojos a la vez que se sentaba al lado del chico y le daba el ramo. -Tu admiradora volvió y dejó esto para ti.

Connor tomó las flores con cuidado y las miró sin expresión durante un rato.

Era un ramo de flores de cerezo rosas.

Flowers » JonnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora