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Las manos le sudaban mientras subía los últimos escalones de la casa, lo habían recibido Tristan y Brad. Ambos estaban muy bien vestidos, sonreían algo extraño pero le restó importancia.

Llegó al último escalón con algo de temor danzando en sus venas, el miedo lo comía vivo. Dio dos ligeros golpes y la puerta se abrió revelando a un castaño vestido como príncipe.

James nunca lo había visto de esa manera, tan elegante y sensual a la vez. No pudo evitar morderse el labio y recorrer con su mirada todos esos espacios que el menudo cuerpo del menor ocupaban.

-¡James! ¡Ya has llegado! -Los delicados brazos del castaño rodearon el cuello del rubio, apretándolo de tal manera que el otro chico sonriera con ternura y dolor a la vez. Colocó con algo de miedo sus manos en la cintura de su amigo, acercándolo de tal manera que sus cuerpos quedaran totalmente pegados.

Hundió su rostro en sus mechones amarronados, disfrutando del dulce aroma que inundaba sus fosas nasales. Si todo saliera mal, extrañaría cada detalle de la vida de Connor. Extrañaría formar parte de la vida de Connor.

-Te extrañe. -Había dicho lo que pensaba, el menor se separó de él y lo miró confundido. James quiso golpearse, odiaba cuando arruinaba todo lo bueno que le estaba pasando con solo hablar.

-Nos vimos esta mañana. -Comentó mientras reía y se sintió desfallecer, escuchar la hermosa risa de Ball era lo que necesitaba para sentirse mejor. Fue entonces que notó algo sorprendente, había caído por él y estaba dispuesto a hundirse más solo por él.

-Aun así te extrañé. -Pasó un brazo por sus hombros, en un gesto amistoso. Cuando más contacto tuviera con el castaño, sentía menor peso en el pecho como si el dolor pesara.

Bajaron a la sala donde se encontraron con una escena delatadora, los labios del menor se separaron en un gesto de sorpresa y de la garganta del mayor salió una gran carcajada, asustando a los protagonistas de tal escena.

-Ya era hora que se mostraran, idiotas. -Con una sonrisa, palmeó la espalda del rizado que no dejaba de sonreír todo sonrojado. Tristan comenzó a reírse al ver a su mejor amigo en un estado de shock. -Conn, ¿estas bien? -Su pálida mano pasó por la cara del chico unas cuantas veces, pero este seguía sin reaccionar.

-¡NO PUEDO CREERLO! -Retrosedió dos pasos ante el sorpresivo grito del nombrado. Este abrazó a sus dos amigos mientras saltaba. -Sabía que iban a terminar juntos, tienen esa conexión. -Brad rió nervioso a la vez que descansaba su cabeza en él hombro de Evans, hacía unos minutos que sus dos amigos lo habían encontrado besándose con el rubio.

Si, hace sólo un par de horas que el amor de su vida se había declarado frente a sus ojos con un bello oso de felpa.

-¿Jugamos un partido de Fifa? -Y aunque ambos chicos estuvieran intrigados sobre la forma tan rápida y confusa con la que sucedió todo, aceptaron y pronto se vieron jugando entre sí para ver quién sería él campeón de la noche.

Pasaron la mayoría del tiempo metidos en su mundo de juego, haciendo bromas y comentarios al azar. Hasta que llegó la hora de la cena, se juntaron en el comedor y comieron un rico pavo al horno. James quería tomar la mano de Ball debajo de la mesa, pero la coherencia le gritaba que si lo hacía perdería lo único que tienen.

La cena transcurrió muy tranquila a comparación con las anteriores horas, pero unos minutos antes de las doce la parejita se había vuelto tan acaramelada que él rubio obligó a Connor a salir, ambos, al patio.

-Dentro de poco será navidad. -James asintió en silencio mientras se sentaba en el césped. Estaba esperando el momento para darle su regalo al chico a su lado. -¿Qué me vas a regalar?

-Es sorpresa. -Miró sus manos que arrancaban las hierbas a su alrededor, las tiraba sin preocupación haciendo que el frío viento arrastraba por él suelo del patio.

-No me gustan las sorpresas. Dámelo ahora. -Estiró su mano hasta ponerla frente a la cara del rubio, este miró la pequeña mano del chico frente a él y sonrió con paciencia mientras negaba. -¡Quiero mi regalo! -Se cruzó de brazos como un niño mientras hacia puchero, McVey suspiró y se levantó. A los segundos volvió con sus manos tras la espalda y una débil sonrisa en sus labios.

El relog marcaba las 11:59 cuando James le entregó su regalo a Connor.

-¿Muerdago? -El más bajo lo miró sin entender, no le encontraba él sentido al regalo. -Me explica... -No pudo terminar de hablar cuando los labios del mayor se habían posado sobre los suyos.

James lo estaba besando.

Se quedó estático, no sabía como reaccionar. Sentía un pequeño hormigueo en su estómago, como si hubiera deseado por eso desde la primera vez que lo vio. Los labios de James eran dulces, no entendía si era por su alucinación o simplemente por el licor que anteriormente había tomado.

Se dio cuenta que era muy tarde para responderle cuando el rubio se separó de él mirando al suelo.

-No debí hacerlo, lo siento. -Y así tan rápido como había hablado se alejó del menor, adentrándose en la casa. James lo había besado y él no le había correspondido.

Ese había sido su regalo.

Flowers » JonnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora