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Ya siendo el último día del año, pareciera que las horas pasaran más rápido, como si tratarán de dejar el 2015 atrás. La oscuridad dominaba la ciudad de New York, con la luz de la luna alumbrando cada pequeño espacio de ella y las estrellas danzando en el cielo azul.

La gran manzana comenzaba a poblarse de personas y shows que esperan con ansías que el reloj marcara las 12:00, dándole inicio a un nuevo año lleno de aventuras. La mayoría de las personas, solían querer que avanzara el tiempo de sobremanera para poder olvidar los conflictos vividos ese año.

Otros como Connor, querían que el tiempo se detuviera y no avanzara jamás, deseaban quedarse congelados en ese momento.

El castaño estaba recostado en su cama, miraba el techo preguntándose que haría a continuación. Un temblor le recorrió el cuerpo cuando el rubio abrió la ventana, su pijama de pantalones anchos a cuadros y la remera lisa con mangas cuadriculadas no le cubrían lo suficiente para que no tomara un resfrío. Su compañero se acostó a su lado sin decir nada, sólo se quedaron ahí, mirando el techo como si tuviera las respuestas a todo lo que sucedía.

-No quiero que cometas un error Conn, eres como mi hermanito y odiaría verte deprimido porque dejaste pasar al amor de tu vida. -Cerró sus ojos, analizando la situación desde otro ángulo, trantando de obligarse a levantarse e ir tras McVey. -Y James es mi amigo, es un gran amigo mío. No quiero que ninguno de los dos sufra, los quiero a ambos. - Sintió una leve palmada en su hombro y abrió los ojos, Tristan lo observaba con una sonrisa diminuta, como si fuera un apoyo moral. -¿Bajaras a comer? -El rubio vestía una camisa negra y unos jeans sueltos, estaba algo informal pero para una cena familiar era lo indicado.

Se reincorporó y miró sus pies descalzos unos segundos, reclinó la invitación mientras se colocaba unas zapatillas. Miró sonriente al rubio, ya sabía que hacer. Sabía lo que debía hacer y lo que quería hacer, necesitaba a James, lo amaba y no lo dejaría ir. No sin antes intentar detenerlo, no se daría por vencido tan fácil.

-Iré a buscarlo, así tenga que recorrer todo New York. -Y la sonrisa en el rostro del mayor no se compararía con ninguna, abrazó a su amigo antes de bajar corriendo las escaleras, aún en pijama. Un viento frío lo detuvo al cruzar la puerta, dándole la bienvenida al helado invierno de esa ciudad.

Cruzó la acera corriendo y golpeó cinco veces la puerta, pero nadie salió. Las luces estaban apagadas y pareciera que el rubio no había estado ahí desde hace tiempo. Susurró una maldición mientras volvía a toda prisa a su casa, entró como un rayo y buscó su teléfono. Le marcó a la única persona que sabría del paradero del mayor.

-¿Hola?

-Nate, soy Connor. Necesito que me digas dónde esta James, es urgente. -Al no recibir ningún amago de respuesta, agregó: -Por favor Nate, no le haré daño, sólo quiero arreglar las cosas. -Un silencio se mantuvo entre ambas lineas, que fue acortado con un suave suspiro.

-Está en la casa de sus padres, pasan año nuevo en familia. -El grito de alivio que escapó de sus labios acaparó la atención de sus amigos y los padres de estos. -Te enviaré la dirección.

-Gracias, no sabes cuanto te lo agradezco. -Le sonrió al rizado, tratando de trasmitirle la tranquilidad que le invadía en ese instante. Evans rió mientras abrazaba al menor.

-Espero no arrepentirme. -El teñido colgó la llamada y le mandó el mensaje al castaño, Connor notó que no quedaba tan lejos y podría llegar corriendo.

Gritó un adiós en forma de despedida mientras salía corriendo, entonces, notó su vieja bicicleta amarrada a un lado de la casa. Se frenó y la observó unos segundos antes de tomarla y subirse a ella. Recorrió las calles a una velocidad impresionante, tratando de llegar a la zona residencial a tiempo.

Flowers » JonnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora