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Caminabas junto a Asahi hacia el gimnasio.
-Oye, ese tipo da miedo, ¿no crees?
-Oh, sí. Parece un delincuente.—Rió.
Eso te había hecho explotar.
-¿¡A quién le dicen delincuente, idiotas!?—Dejaste de caminar y volteaste a verlos.
-N-No es necesario que digas algo, _______-chan.—Se rascó la nuca.
-Pero claro que es necesario, Asahi-san.—Caminaste hacia ellos. -Y ustedes, si vuelvo a escucharlos hablando mal de él, ¡les cortaré las piernas!—Hiciste una cara "intimidante".
Ser novia de Nishinoya tiene sus ventajas.
-¿Enserio harías eso, preciosa?—Uno de ellos estaba a punto de tocarte la mejilla.
-Con ella no te metas.—Advirió Asahi golpeando levemente la mano del tipo.
Ante la fría mirada de Asahi, los tipos salieron corriendo.
-Gracias, Asahi-san.—Hiciste una reverencia.
-N-No es nada.—Sonrió apenado.
Volvieron a su destino y apenas entrar vieron a un Nishinoya furioso.
-¡ASAHI!—Gritó.
Corrió hacia él y lo tomó del cuello de la camisa.
-¿Quién te crees que eres, maldito?—Preguntó mientras lo sacudía.
El pobre Asahi solo le miraba asustado y confundido.
-¡Yū, sueltalo!—Ordenaste.
Al poco tiempo se acercó Tanaka y los separó.
-Siempre te llevas la atención de ______-chan.—Quiso volver a tomarlo del cuello pero Tanaka lo detuvo.
-¡Nishinoya Yū!—Gritaste. -Tenemos que hablar.—Le jalaste la oreja y lo arrastraste afuera del gimnasio.
-¡Duele, duele!—Lloriqueó.
-Enano celoso.—Reíste.
Le soltaste la oreja y depositaste un beso en su mejilla.
-Ni creas que con eso me olvidaré todo.—Se cruzó de brasos.
-¿No?—Alzaste una ceja. -Bueno, ¿qué tal con esto?
Ahora tú le tomaste del cuello de la camisa y besaste sus labios lenta y sensualmente.
-¿Y bien?—Te separaste de él.-¿Ya no estás enojado?
