-Anda, Kei~.
-No quiero.—Bufó.
Llevabas mínimo diez minutos intentando convencer a tu amigo, hasta que se te ocurrió una idea infalible.
-¿Sabes? El otro día vi una colección de dinosaurios que venía con sonidos.
Comenzó a ponerte atención.
-Pueden ser tuyos si acep--.
-Bien.
(...)
Y ahora aquí estaban... fingiendo ser los mejores amigos, súper cariñosos y felices.
-_____-san, no eres taaan patética como aparentas.
-Idiota.—Susurraste. -¿Eso es lo mejor que puedes ofrecer?
-Oh, discúlpame.—Fingió una sonrisa. -Quiero decir, eres muy linda e inteligente.
Sonreíste ante sus halagos —aunque fuesen dichos a la fuerza— y agradeciste apenada.
El pelinegro no hacía más que fallar en estos momentos, pues tú con el rubio no salían de su cabeza.
-Puedes intentar...—Empezaste a susurrar en su oído.
Kageyama estaba intentando tomarse todo con calma e intentar no ser tan explosivo.
E iba bien, de no ser por Tsukishima, quien...
¿Te dió un beso en la mejilla?
La paciencia del ojiazul explotó al ver tal acto.
Chasqueó la lengua y acercó a ustedes.
-Al fin viene este idiota.—Pensó Tsukki.
Te tomó de la muñeca y jaló de ella, haciéndote chocar contra su pecho.
-Kageyama, ¿qué pasa?
-Pasa que...—Su voz iba perdiendo tono. -M-Me gustas más que levantar balones.
Aquello te sacó de onda.
¿Qué tipo de declaración era esa?
El rubio estalló en carcajadas, junto a todo el equipo presente y tú también.
La cara del setter comenzó a tomar un tono rojizo al escuchar tu risa.
-También me gustas.—Cortaste la distancia entre sus labios.
.
.
.-"Mi gistis mis qii livintir bilinis"
-¡Hinata, idiota!
Fin.
ESTÁS LEYENDO
𝚌𝚎𝚕𝚘𝚜 | hq!!
Fanfictiondiferentes situaciones, pero todo empieza por algo: celos. resubido y sin editar.