La Hija Psicópata (Editando)

Capítulo 26: ¿Escuela?

Realmente se creyeron eso de ir a la escuela... Pues ni loca, no quiero ir a matar a mis compañeras y aún no estoy segura del daño que causó Thalía. 

Para empezar, estoy confundida. Es incómodo, saber que por momento dejaste de ser consciente de lo que hacías hasta el punto que en que te preguntas cuando has arruinado tu vida y todo por lo que has luchado constantemente.
Tengo miedo, puedo llamarlo hasta terror, por enfrentarme a algo que no hice, pero que mi cuerpo hizo. Aunque en el fondo, sé que lo único que puedo hacer es intentar salir con la cabeza en alto, sin que nadie logre bajarme mi autoestima con los absurdos comentarios de que no parezco la de antes.
Desearía volver a mi antigua escuela, esconderme en la biblioteca. Ser una rata y escabullirme para evitar cualquier tipo de conflicto. Quisiera cambiar las cosas, dejar de pensar un segundo y que se esfumen las ganas de llorar por lo que sucedió.
En el fondo, estoy aterrada por las consecuencias que podrían repercutir en mi futuro. Además, nunca quise dejar de ser virgen, a pesar de la curiosidad que sentía.
Quiero tomar a mi padre y salir de este infierno lo antes posible, pero se que sin importar donde vayamos, Thalia nos perseguirá para continuar su objetivo. No puedo creer que mi madre sea capaz de haberme hecho esto. Lo único que quería era un poco de popularidad y que nadie me pasará a llevar, sin embargo, todo fue un gran fracaso, un fraude.
Anhelo ver al pobre conejito desde que recordé lo sucedido con él. Puedo actuar e interpretar maldad, pero en el fondo no lo soy y eso me está pasando factura. En realidad, me encantan los animalitos y no soportaría que se muriera ni siquiera el gatito de mi mejor amiga, quien falleció hace dos meses en un accidente y que, por ello, nunca la he mencionado. Cuando vi a su mascota: Alec, por última vez, seguía triste porque ella no volvía. No había logrado entender que aunque ella quisiese volver no podría hacerlo. Estaba encerrada en un ataúd sin salida, con vestido color verde agua, una corona de su infancia, su libro favorito, las cartas que sus otras amigas le escribieron y, por supuesto, sin siquiera emitir un suspiro. Ella fue la única persona capaz de hacerme sentir verdaderamente especial, nos juntamos como dos imanes el primer día de clases y desde ese momento no nos separamos nunca, a pesar de nuestras múltiples peleas. Siempre fue mi ancla y mi padre sólo quiso venir aquí, para que, intentará olvidarla aunque supiera que aquello nunca iba a pasar, pero supongo que tenía esperanza porque nunca me dijo en realidad que ese era la verdadera finalidad de venir aquí y no sus excusas absurdas.

De repente, me olvidó de todo esto, porque alguien comienza a luchar con mi mente de nuevo, se quien es, pero dudo que está vez logre ganarme nuevamente.