Silencio

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La escuela se había enterado de todos los detalles. Absolutamente todos, incluyendo quién era la última personas con la que había hablado Pablo. La atención y todos los ojos de la escuela estaban puestos en una sola persona, Malva. Ella están muy afectada por todo, y por tal motivo decidió no ir a clases para quedarse todo el día en su habitación meditando los acontecimientos. Lina también se quedo para acompañarla. Sabía que no conocía demasiado bien a Pablo, pero era un poco triste saber que ya estaba muerto, y que no había ya tiempo de llegar a nada.

Los demás habían ido a las clases como normalmente lo hacían. Mila notó el lugar vacío de Lina, al que luego llegó Alberto a sentarse, e Yvette se quedo dormida en el piso, a lado de el. Los lugares de las personas que no iban eran usados con fines malévolos o camas improvisadas.

Lina llego a la habitación de Malva cargada con comida que había robado de la cafetería mientras lavaban los platos. Ambas se sentaron en la cama. Al principio no hablaron, el silencio dominaba la habitación, pero no era el tipo de silencio que te hace sentir incómodo, era de esos silencios bellos. Un silencio que se sentía como un hogar, así lo sentían ambas. Lina estaba bastante acostumbrada a esos silencios con sus amigos más cercanos, y no le incomodaban, por qué sabía que en medio de ese silencio había la suficiente confianza para ser quienes eran en verdad sin necesidad de actuar.

-No debió morir. Era muy joven.

-Realmente nadie debería morir. Pero no somos inmortales, Malva.- Lina observaba el techo. Las dos estaban apretujadas en una cama individual. Sentían el calor de sus cuerpos mezclarse, pero no a una temperatura desagradable, si no más bien se convertía en algo familiar. Indicaba que estaban juntas, presentes, vivas.- Un día te cae un meteorito, o te tropiezas en las escaleras y te das un putazo en la nuca.Todo el tiempo podemos morir.

El silencio se volvió a hacer presente. Malva medito acerca de la a palabras de Lina. Parecía que ella estuviera maldita, después de lo de Bastian no podía tener otra relación. El, en cambio estaba bailando la manzanilla con un relación bonita y sincera. Ella por su parte no podía dejar de encontrase con cosas desagradables en su camino, haciéndola pensara a veces qué estaba salada o tenía un embrujo de Cupido.

-¿Y si es el karma?.- preguntó Malva.- Sabes que después de lo que pasó con Bastian las cosas no mejoraron. Fuimos novios toda la secundaria, Lina. Eso no se olvida tan fácil.

Lina la volteo a ver. Se veía molesta.

-Malva, los dos son mis amigos, y si hay algo que te puedo decir es que no estás salda ni le debes nada a ese wey. Es solo que a veces la vida es una mierda. Hoy estás abajo en la rueda de la fortuna. Mañana arriba. Es el ciclo de la vida y no podemos hacer nada para cambiar lo que ya pasó.- suspiró sonoramente mientras volvía a subir la mirada hacia la humedad de el techo.- Creo que lo que pasó con Pablo es una mierda, pero hay que seguir adelante.

Malva asintió, pero no volvió a hablar. Lina sabía que Malva no estaba tan afectada por la muerte de Pablo como por el hecho de que la fueran a estar observando. Era horrible estar en medio de algo como eso y que todos esperarán algo de ti. La ansiedad es un mal juego que tu cuerpo te hace cuñado estas demasiado estrenado, o a veces nada a más por el hecho de ser tu. Las cosas más insignificantes te detona, te hacen volver a los recuerdos y odiar el futuro. Lina lo sabía, lo había vivido, ya hora Malva también. La decisión de quedarse en el dormitorio había sido la mejor.

Mientras tanto Mila estaba en el salón con Bastian y Silas viendo Bob Esponja en el cañón. Yvette se les había unido y también Alberto, cuando de repente llegó el coordinador de talento a buscarlos. Yvette no sabía por qué la habían jalado, y mucho menos Alberto, pero cuando llegaron a la dirección, la cual estaba ubicada en el frío sótano, cerca de la biblioteca, se enteraron.

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