Los caminos

7 0 0
                                    

En el próximo capítulo tu ya no sales.

"Desearía decirle esto a las ratas de teatro", via Weheartit

Sara estaba en su nueva habitación en el ITAE. Pequeña, incomoda y llena de humedades olía a viejo, tan viejo como cuando entras en la casa de una persona mayor. Así era ese lugar, como un recuerdo de el pasado que había sobrevivido a las dificultades en el presente.

Sara lleno los precarios estantes con sus pertenencias. Su Biblia en cuero, libros de autoayuda cristiana y recuerditos de su vida en general. El último detalle que le faltaba para sentirse a gusto, o al menos hacerse la ilusión de que ese lugar era más acogedor era una cruz, la cual recargo junto a la Biblia, por qué estaba prohibido hacer hoyos en las paredes con clavos, al menos eso decía el panfleto informativo que le habían dado junto con los papeles de inicio de año.

El reloj de la mesilla de noche ya marcaba las siete de la noche, y por l rutina que había seguido con sus nuevos "amigos", la cena era a las ocho si quería alcanzar un buen lugar en el comedor. Volteo a ver el cielo que estaba oscureciendo, era casi hora.

Dejo para otro momento la tarea de hacer suya la habitación y salió de la habitación para encontrarse con sus compañeros en la sala común. Ellos eran muy agradables, demasiado, y finalmente tenia un propósito para ese tiempo que pasaría en el ITAE.

Finalmente era parte todo de una historia en común que tenia que entretejer y enmarañar para dejar el camino pavimentados para sus predecesores. Aunque era una manera muy complicada de ver la vida, así funciona por lo general en la vision general de algunas personas. Tal vez la vida es como un ir y venir de experiencias que nos hacen entender nuestro propósito en la vida; a veces no es tanto acerca de el fin de el viaje, si no de el proceso.

Con ideas similares en la mente, Viviane observaba la danza patetica de sus compañeros. Estaba en la poco deseada Sala de lavado, donde la mayoría aprendían el arte de hacer que sus ropajes huelan bien.

El ITAE tenia un complejo y muy especial sistema de manejo de tales actividades. Siempre en orden, bajo un estricto reglamento de convivencia, una hilera de lavadoras y secadoras se alineaban en dos filas traqueteando con los calzones e uniformes de la mayoría de los estudiantes.

La mayoría había aprendido a lavar su ropa de manera adecuada, pero aun así había uno que otro que traía la camiseta azul de la escuela decolorada por usar lejía en la ropa de color. Viviane era de esos que no habían necesitado aprender el arte de la limpieza, puesto ella era muy atildada. Ahora solamente esperaba sentada en una de las sillas plegables con paciencia a que sus pants y chamarras salieran de la secadora.

Mientras hacia tal hablaba por WhatsApp con Mila. Ambas tenían la costumbre de hablar casi todos los días. En esos momentos Mila parecía estrenada y tensa por las situaciones a las que se tenia que enfrentar con las materias de ciencias y la inminente obra de Navidad en menos de dos días. A Viviane no le interesaba en lo mas mínimo el despliegue de ridiculeces que sus compañeros iban a hacer, pero lamentablemente su amiga había sido arrastrada sin opción a la estrafalaria idea de ultimo momento de Bastian.

Un drama con patas se movía por el pasillo, abriendo la puerta de la lavandería, y para la desgracia de Viviane el ruido que hacían le era muy molesto. Al levantar la vista de su celular se encontró con las desagradables caras de Magnolia, Susana, la niña de nuevo ingreso Sara y otros desagradables acompañantes. Se veían muy repuestos de la perdida de Sigmund, aunque seguían vistiendo de negro y con un ridículo moñito en la solapa. Solo había alguien que desentonaba por la cara de asterisco que tenia, Abel se veía muy molesto, como si el ruido que harina sus "amigos" le fuera igualmente desagradable como a Viviane.

Regálame tus ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora