El sueño de Bastian

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Muchas veces los sueños son el material invisible con el que se forma el carácter. Para algunas personas los sueños van incluso mas allá de un simple deseo, son lo que los mantiene vivos. Un bello sueño es la chispa de la vida, capaz de mover océanos y montañas para materializarse ante los ojos de sus dueños.

Bastian caminaba por el pasillo de los dormitorios. El suyo era uno de los que se ubicaban a la derecha de el baño de ese piso. Había imágenes religiosas pegadas por todas partes. Esas imágenes no combinaban muy bien con las paredes amarillas, y mucho menos con los pisos de madera vieja. El ITAE era demasiado viejo, los pisos de mármol verde, la herrería llena de espirales y vitrinas llenas de premios.

Bastian sentía nostalgia al caminar por ahí. Era demasiado triste y lleno de un dolor indescriptible para el. Había vivido los mejores años de sus vida en ese lugar, y también los más difíciles. Amar o no a una persona es complicado, y más cuando los sentimientos en medio se basan el la naturaleza de cada ser. El había amado a dos personas antes que a su actual novia. Ahora era feliz, pero también lo había sido antes, las había apreciado con todo su corazón y se había visto con un futuro brillante a su lado. Caminar por esos pasillos era un constante recuerdo de lo que había pasado, y Bastian no podía evitar que el dolor se hiciera presente en sus huesos, en su alma.

Era domingo. Tenía que asistir a el taller de fotografía en la mañana y el cine club por la tarde. Uno de los sueños más anhelados por Bastian era el séptimo arte, el quería ser parte de eso. Lo ansiaba con todo su corazón, y para tal fin se había propuesto llenar su mente con una cantidad invaluable de conocimiento de cinematografía.

Mientras caminaba hacia el salón en el último piso de el edificio A, se imaginaba la reacción de sus compañeros ante la idea de hacer la obra navideña de los fantasmas de Scrooge. Generalmente nadie quería participar en esos asuntos, pero al ser Navidad igual se tentaban el corazón. Para ser sincero, a el tampoco le hacía gracia, pero tenía que hacerlo ya que había sido la distracción que Anabel y Laura se habían inventado en la dirección para que la atención se esparciera a otros sectores de la escuela en vez de a ellos.

El dia era bello, sin una nube en el cielo. Al parecer eso era el común denominador de un día agradable, que fuera caluroso, lleno de brisa cerca y el sol en su punto mas alto. Para Bastian así era.

Una oleada de dolor lo golpeo. Los recuerdos de repente llegaron a su alma. Recordó a Mila. Ella se parecía al sol. Brillante, agradable, dador de vida. Así la recordaba todos y cada uno de los días que pasaban. Ella a veces no se daba cuenta de eso, pero en realidad ella era el sol en la vida nublada de muchos que la rodeaban.

Actualmente su novia le hacia pensar en la lluvia, en esas lluvias que te mojan hasta los huesos. Era bella, pero todo depende de el que lo vive. Para algunos la lluvia era el sinónimo de amor y para otros lo es el sol. Bastian no sabia con exactitud realmente que era aquello que amaba mas, el sol brillante en sus hombros, o la lluvia.

Bastian se quedo en los pasillos con sus sueños, mientras en otra parte de la escuela Valeria platicaba con el Abel. Ambos no eran amigos, pero si aliados, tal vez en esta ocasión por la razón incorrecta.

-No estoy de acuerdo en lo que hacen. Son personas muy raras.- dijo Abel.

-Claro que no. Lo que pasa es que no saben que están haciendo daño.-Valeria compa una paleta de hielo sabor limón en la cafeteria.

-Tal vez. Pero Miss Lucia no nos puede estar mintiendo. A parte tenemos las pruebas de Magnolia y Sigmund.

Valeria veia el desabrido cuadro de flores falsas en una de las descoloridas paredes. Era terriblemente poco agradable y viejo.

-A mi no me importa. Solo con joderlos me conformo.

Abel veia a otra parte. El jardín cerca de la cafeteria estaba lleno de bambú. Un bambú salvaje que haya crecido por toda partes como un gran árbol gigante. Fuerte y lleno de retoños verdes que lo hacían una trampa perfecta de pelotas cuando los alumnos jugaban en los recesos y en la tarde. Una bardita azul lo rodeaba, d ella altura perfecta para ser un cómodo asiento que te cubría de el sol cuando estabas en el lugar correcto. Abel odiaba el sol, y mucho mas a esas personas que le recordaban a el.

Como por acto de el Divino, apareció una parejita como el sol. Viviane con su cabello dorado, y Mila. Ambas parecían dispuestas a comprar molletes, el alimento preferido de Mila en la cafeteria. Abel se cuestiono por que lo sabia, y se lo atribuyo a las conversaciones que había tenido con Lina.

Descarto la idea mientras veía a Valeria comer su paleta. Era casi la hora de su club de teatro, en el cual solo esta por un motivo extraño: ver a el profesor. Tendría que irse y platicar con sus amigos acerca de lo que estaba pasando. Se levanto de el asiento y se disculpo con Valeria para proseguir con su día. Al acercarse a la salido no cayo en cuenta que Mila estaba sentada en la mesa de la salida, y su silla no lo dejaba pasar.

-¿Me permites?

Mila se movió de mala gana mientras Viviane lo observaba con sus grandes ojos verdes. Realmente parecía que  el no era de su gracia. Obviamente no lo seria después de lop ocurrido, pero algo dentro d eel se sintió mal. Algo en su interior se quebró al ver las miradas penetrantes de Mila y Viviane.

Camini rapidamente por el patio, hasta llegar al edificio B. Subir las claustrofobias escaleras, pero al encontrase en el ultimo descanso de el sexto piso, se encontró con Lina. No iba sola, su compañía era un joven de ojos cafes que reconoció fácilmente, Daniel.

Lina lo vio con una mirada dolida, y Daniel con esos ojos fulminantes que acostumbraba a echarle a todo mundo. Ese pequeño dolor en su corazón aumento mientras incómodamente se dejaban pasar.

No escucho nada de la boca de estos personajes pero al subir los últimos escalones se sintió peor. A parte de sentido, dolido y exhausto, también un pequeño remordimiento afloró en su mente. Eso era lo que no quería, no era posible que tuviera que lidiar todo el tiempo con eso. Era como una perdida, y no era grato sentir eso cada vez que veía a Lina o a su amiga Mila. Era inhumano y todo lo contrario a lo que había pretendido cuando hablo esa tarde con Lina. Ahora estaba empezando a sentí arrepentimiento, y mucho.

En el salon de teatro se encontró a la escoria de siempre. Los seres humanos que asistían a dicha actividad tenían tres características fundamentales: egoístas, vanidosos y pedantes. Así eran, y lo peor de el caso es que se sentían la crema y nata de la escuela cuando ni siquiera aspiraban a compañía barata de teatro. Solo eran un club aficionado a los chismes como deporte profesional y molestar a la gente como hobby.

Pronto se le olvidaron los incidentes de la cafeteria y la escalera y prosiguió con la lamentable representación de Twilight version teatro. No había nada mas que esperar de esos lamentables sanganos de sociedad mas que una novela infantil a su nivel de inteligencia. De alguna no grata forma la habían adaptado a ser una obra, y para terminar de darle en la madre lo habían hecho en grande con canciones compuestas por uno de los integrantes. Podia decirse que era Twilight: el musical y lo único que les faltaba para hacerlo mas lamentable era que fuera sobre hielo, pero por bendición divina no había suficiente presupuesto.

El ruido de los gemidos de teatro llegaba hasta el patio, donde Gema e Yvette estudiaban para la prueba mensual de language. Ellas también tenían un sueño, y era poder pasar. Los sueños a veces no son grandes en todos, per si igual de significativos. Bastian las observaba desde el balcón de el cuarto piso de el edificio A. 

Silas llego a posar su manaza en la espalda de Bastian. Era algo extraño, un gesto poco común entre ellos, pero era como si el le hubiera leído la mente. Necesitaba un poco de apoyo de vez en cuando.




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