Adios, Sigmund

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Los caminos de la Providencia son misteriosos. Tal vez estamos mejor separados.

Daniel se encontraba en la biblioteca de la escuela. Eran mas de las doce , peor el seguía trasteando, nada mas que esta vez no era un proyecto escolar lo que lo entretenía, si no mas bien una oscura realidad.

A su mente siempre le había fascinado los misterios, las cosas ocultas. De pequeño había querido ser investigador secreto. Cuando fue creciendo y descubrir los programas policiacos el había deseado serlo mas, pero ahora que estaba en una escuela que le cortaba las alas, el acercamiento que tenia a lo que realmente le apasionaba era esa ridículamente situación de coincidencias.

Se sentia en una novela. Como un Sherlock Holmes, pero chafa. Tal vez solamente estuviese exagerando, o era un juego de Clue, en el cual estas a punto de dar mas tumbos antes de descubrir quien era el asesino.

Si el le pusiera una minima fracción de el empeño que tenia en descubrir las cosas misteriosas de el ITAE a el estudio, no estarían en una tan malas situación con la escuela. Para el la escuela era como los impuestos, tenia que pagar a fuerza una vez al año todo lo que debía, en si caso materias, para que lo dejaran vivir en paz otro año, pero en este momento su buró crediticio estaba muy mal. A el no le interesaba pagar, solamente quería vivir el momento.

Nadie podia culparlo de eso, a excepción de la escuela. El amaba los misterios y las cosas difíciles de descifrar, y este reto auto impuesto era lo mejor que le había pasado en el año. Tal vez Lina se riera de el refiriendo el show barato de HBO de Nancy Drew, o el marihuano de Shaggy en Scooby Doo, pero finalmente eso era mas satisfactorio que estudiar Geografía Política.

Tenia en la mesa una colección ordenada de papeles llenos de notas adhesivas, recortes de periódico que había comprado a un revendedor de archivo muerto y fotos. Si Joel podia hacer ese tipo de estudios, el también.

Los libros estaban llenos de separadores en las paginas indicadas. Todo era un investigación intachable de los hechos, el estaba tratando de seguirles el paso a sus contrincantes: Lucia, Joel y Sara.

Tenia que empezar a aventajarlos, conocer mas, así podría adelantarse a sus movimientos. Por algo tenia que ser como era, pero Daniel sabia que tenia que hacerlo solo en esta ocasión, no podia involucrar a su amigos; no podia prever  lo que encontraría entre tanta información.

Pero esa tarde no había sido tan apacible como el ambiente que  vivía esa madrugada alrededor de Daniel. La trade mas bien se había desenvuelto en un caos exponencial, cada vez haya crecido hasta niveles indeseados, los cuales al final tendían consecuencias nefastas en los ánimos de la mayoría en el ITAE.

Nadie esperaba una tormenta en otoño. Mas aun con el maldito calentamiento global que asechaba la morada de todos los seres humanos, pero ahora una gran tormenta azotaba los parabrisas de los automóviles y ventanas de las casas.

-Mierda. No vamos a poder salir de aquí.- dijo Daniel preocupado viendo la lluvia chorrear por los lados de el toldo.

Se habían ido a meter a uno de los establecimientos de comida de el pueblo, peor cuando la lluvia había acechado con arreciar no quisieron irse y ahora estaban atrapados con Doña Melina en su comedor.

Daniel no queria manejar aunque hubiese podido. Era muy peligroso ir en un coche tan cargado de personas en una carretera tan dejada a el abandono, anocheciendo y con granizo a punto de caer. El hubiese querido hacer algo por no quedarse ahi, pero ahora tendrían que hablar a la escuela y reportar lo que les estaba sucediendo.

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