1. Kinda pink

3.4K 452 160
                                    

Yuuri se sobo las sienes cuando escucho a su hijo hacer berrinche por tener que irse de casa con dos completos desconocidos, alegando que su plan de viajar solo estaba arruinado y demás, exigiendo una explicación mientras era arrastrado del auto a la casa de sus abuelos.

Tenía la cola esponjada pero por las que quisiera zafarse, su madre tenía más fuerza al ser beta. Inflo las mejillas y frunció el ceño sentándose en el comedor antes de que su abuela entrará, amorosa y cálida como siempre, para correr a su lado y abrazarle. Yuri Nikiforov Katsuki era un gato muy arisco y rudo, pero solo se convertía en una bolita de amor con sus abuelos -Toshiya, Hiroko y Nikolai- y a veces con su madre...pero cuando le arrastraban a algo que no quería, como ahora, podía ser realmente obstinado.

— ¡Yuri! —su abuela apareció tras las cortinas del onsen, corriendo hasta su único nieto.

El rubio quiso seguir resistiéndose pero los brazos de su abuela eran tan cálidos que correspondió al abrazo en un segundo.

—Abuela, mamá rompió su promesa —lloriqueo, como cuando era un crío de cinco y su madre le obligaba a comer verduras.

— ¿Cuál promesa? —preguntó confundida y enternecida ante los ojos llorosos de su pequeño.

—Prometió que podía salir de viaje yo solo y ahora me dijo que llevare niñero.

La mujer suspiro y beso le frente del menor, con dulzura.

—Recuerda que las cosas cambiaron desde que tu padre fue nombrado embajador, es mejor tenerte aquí pero siempre debes estar protegido —explicó acariciando sus mejillas—. Hay mucha gente loca allá afuera.

—Desde que papá trabaja en eso que no puedo hacer nada por mi cuenta.

Yuuri suspiro y negó con la cabeza, casi golpeándose la frente.

—Yuri, ya tienes veintidós años, deja de comportarte como niño.

—Oh cariño, no lo regañes —Hiroko acaricio el suave cabello de su nieto, mientras le sonreía a su hijo—. Sólo está algo enfadado pero cuando se le pase hará lo que dices.

—Pero no quiero abuela —hizo un puchero, viéndose más adorable con sus ojos llorosos y sus orejitas bajas, y consiguió que le llenara de más mimos...tal vez si convencía a todos sus abuelos su madre haría lo que él quería.

—Oh mi pobre gatito.

Sonrió y se recargó del hombro de la osa que siempre era cálida y suavecita, vio la expresión de su madre y sintió que iba a ganar pronto.

La puerta de entrada se escucho y el gato casi brinca para esconderse detrás de su abuela, apestaba a alfa. Una joven castaña entró con una mochila en la espalda, Hiroko estuvo a punto de levantarse para saludar a la que podría ser una nueva cliente pero la recién llegada camino hacia Yuuri de inmediato.

— ¿Señor Katsuki?

—Sí —respondió algo dudoso.

—Soy la sargento Saoirse McLoughlin —se presentó haciendo una reverencia suave—. De la unidad de operaciones especiales del ejército de Kazajistán.

El rostro del azabache se iluminó y sonrío ampliamente.

—Eso fue rápido... —murmuró indicándole que tomará asiento frente a su hijo y su madre.

—Es una misión catalogada como urgente y por eso estamos aquí.

— ¿Sus compañeros?

—El sargento Altin vendrá pronto, está...haciendo una pequeña revisión.

Red deliciousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora