4. Vermilion red

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La mujer fue a recogerles antes del ocaso, vestía un sari azul que resaltaba sus ojos y su imponente presencia. Recorrer las calles de Mumbai a esas horas era como un regalo a la vista, con el atardecer el agua se veía hermosa y como de un cuadro antiguo y muy valioso.
Yuri estaba maravillado, nunca pensó que la India fuera un lugar tan hermoso y casi mágico.

La casa a la que llegaron se veía igual de grande que en la que se hospedaban, solo que al entrar se veía menos lujosa y adentro había un poco menos de gente de la que pensó. La mayoría omegas, vestidos con preciosas telas de colores brillantes y cantando canciones que no conocía, había un par de alfas sin contar a su niñera y supo quién era la novia por la gente que la rodeaba tatuando su cuerpo.

—He traído a quien prometí —Sarayu les llevó de la muñeca hasta donde estaba su nieta—, Saoirse y su pequeño primo, Yuri.

Yuri suspiro al escuchar como le llamaron pero decidió no quejarse, estaba de bastante buen humor como para arruinarlo.
Lakshmi se enderezó y camino hasta ellos, con una sonrisa amplia.

—Bienvenidos —señaló al resto de las personas presentes y se inclinó levemente—. Es un placer verte de nuevo, Saoirse —sonrió y volteo a ver al rubio—, y un placer conocerte, Yuri.

—Igual —respondió imitando su reverencia para seguir inspeccionando todo con la mirada.

—Recién comenzamos, pueden esperar y tatuarme algo cuando mis primas terminen, en un rato comenzaremos a armar el mandapa.

—Yuri es un novato —dijo la alfa, acercando al muchacho que iba escondido tras ella—, pensaba que podrían mostrarle cómo se hace todo.

—Yo no...

—Por supuesto —interrumpió la protesta, tomó la mano de Yuri y lo jaló con ella a los cojines donde antes había estado sentada—, niñas, él es Yuri y nos ayudará con los tatuajes —le presentó con las presentes que le saludaron con palabras cordiales y sonrisas amables.

Le hicieron sentarse donde antes había estado la novia, comenzando a descubrir sus piernas y brazos.

—El mehndi es muy sencillo una vez que has practicado, así que te mostraré cómo se hace para que hagas tu parte —explicó con voz animada, comenzando a limpiar la piel de sus pies.

—Nunca he sido bueno dibujando.

—No te preocupes, te ayudaremos si sientes que no va bien —le pasó una especie de cono de papel verde y le mostró como sostenerlo—. La clave son los movimientos fluidos y rápidos, pequeños trazos para no equivocarte, la punta es muy fina así que podrás hacer dibujos pequeños.

—Tú piel es tan blanca —murmuró una chica que vestía con un sari verde, tenía las manos ya tatuadas con elegantes mandalas de flores.

—Y suave, la tinta lucirá muy bien en ti.

—Gracias, pero yo...

—El sari que mi abuela escogió para ti es precioso, cuando me dijeron que un japonés vendría a mi boda me sentí muy emocionada —contó mientras hacía los pequeños trazos en el pie de Yuri.

—En realidad...soy mitad japonés y mitad ruso —murmuró apenado por tantas manos dibujando sobre su piel—, es por eso que mi piel es muy blanca.

—Nunca había conocido a un omega con padres de dos lugares tan distintos —dijo la muchacha con una sonrisa—, te he hecho el dibujo con delineador, márcalo con la henna.

Asintió y se inclinó comenzando a hacer lo que ella le indicaba, agradeciendo que ayudará su mano cuando la veía temblar mucho.

— ¿Que hay de Saoirse? Ella es mitad irlandesa.

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