3: Noche De Estrellas 🎶

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Robert: Tengo a la chica 

Salió de la nada y accedió a acompañarme. 

 Ángela: Jaja !Perfecto!

Solo debes llevarla y hacer que se divierta. Sólo así tendrás asegurado que me vas a enseñar a jugar.  

Robert: Ella ya tiene su ropa; yo ya tengo las llaves y mi traje.

Todo está listo, ya nos vamos. Si no te hablo es por eso.

Ángela: Ve con cuidado.

Hablamos luego.  

Era la primera vez que conducía sin Niles a mi lado para guiarme, él es mucho más experimentado que yo y de vez en cuando me ayuda a estar concentrado. Los nervios me corrían por la espalda, tuve que encender la radio para tranquilizarme un poco; después de dejar abandonado a Niles y a su prima estaban muy enojados conmigo, se supone que los tres haríamos hasta el lugar de la fiesta; el lugar estaba bastante lejos del centro, en la casa de la presidenta de la clase en las colinas desde donde se puede ver toda la ciudad.  

Según sé, habrá comida, un DJ, juegos, bebida, adornos y todo así que no entiendo bien el motivo para exigir traje de etiqueta, pero conociendo a mis compañeros habrá mucha más gente que no haya sido invitada, llevarán drogas y seguro arman un desastre. Yo por otro lado planeaba estar ahí una hora un con Niles, su prima y ahora la Señorita Secuestradora.

A medio camino, el auto empieza a quedarse sin combustible, «¡¿qué clase de agencia te da un auto nuevo sin gasolina?!» pensé. Me detuve en una estación de servicio a un lado de la carretera, mi invitada aún sin nombre no dijo nada desde que subimos, solo se limitó a mirarme fugazmente en ocasiones y a observar el paisaje de nuestro alrededor, se ha puesto ya el sol y las luces de la ciudad ocultaban las estrellas.  

—Debo ir a pagar a la caja. Hay un minisuper en la estación, ¿quieres algo de comer o tomar?

—No, puedo manchar el vestido. Conduces como loco. —Creo que se refería a los pequeños momentos donde frenaba de manera un poco brusca.

—Bien, llevamos una hora y media de atraso, mi amigo y su prima nos van a estar esperando allá.

—¿A dónde vamos? —preguntó viéndome.

—Vamos a una fiesta para los graduandos de mi instituto. —Se quedó muda y quizá analizando la situación.

Sin esperar mucho llené el tanque y compré una bebida energética para no quedarme dormido a mitad de la fiesta y ser un mal anfitrión con mi secuestradora, subí al auto de nuevo.

—Oye... —dijo ella mientras bajaba volumen a la radio.

—Dime.

—¿Qué voy a hacer en esa fiesta? No me conoces, y solo te hice perder tiempo en el hospital.

—Se veía que no tenías muchas cosas por hacer esta noche.

—¿Y qué si las hubiera tenido?

—Eso no importa, de haberlas tenido no hubieses accedido y esta conversación no existiría por lo que tiene sentido preguntárselo... además, se veía que te gustaba que te arreglaran el cabello y al probarte los vestidos estabas muy emocionada.

—Necesitaba un vestido para un evento al que debo asistir en una semana. Pero eso no responde mi primera pregunta —Masculló esto último entre dientes.

Conexión. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora