Capítulo 7: El Zoológico (Parte II)

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Yo estaba muy ilusionado, nunca en mi vida había entrado a un zoológico, y ayer al escuchar a mi padre mencionarlo creí que era buena idea venir aprovechando la cercanía del hotel. Además la pócima mágica de la mañana me había levantado la energía en un par de minutos, y tampoco había tenido a tantos amigos como para disfrutarlo de mejor manera.

—Chicas vayan a hacer cola en la entrada, es algo larga la fila, Rob y yo iremos a comprar algo aquí cerca. Volvemos en unos minutos —dijo Niles a las chicas mientras halaba de mi camisa.

—¿Qué van a comprar? —preguntó Fátima.

—Algo que vas a utilizar más tarde, y probablemente nosotros también.

—Esta bien iremos a hacer cola.

—Tomen la tarjeta, compren las entradas si llegan antes que nosotros—, interrumpí para darles con que pagar.

—Nosotras invitamos —exclamó Lila —, no dejaremos que pagues todo ¿verdad Mili?

—Claro, ustedes no se preocupen por el dinero ahora, entre más rápido se vayan más rápido entraremos.

Entonces, Niles les dejó una mochila que había llevado según él para estar prevenido, caminamos por el estacionamiento mientras nos alejabamos empezamos a hablar, teníamos un buen rato de no estar solos.

—¿Cómo llegaron mi madre y don Ernesto a la estación? —Niles había ido a dejar a mi madre y su abuelo a la estación de tren para regresar a casa.

—Llegamos a tiempo para que tomaran el tren. Mi abue dijo que llegaramos a Cristal, mi tía y su familia nos visitarán aprovechando que Fátima llegó a la ciudad.

—¿Entonces no regresarás a la ciudad después de aquí? —pregunté mientras salíamos de la puerta principal del estacionamiento —. ¿Por cierto a dónde vamos?

—Aprovechando que ahora tenemos mejor auto y tardo menos en llegar.

—Estarás aquí en dos semanas de todas maneras ¿no?

—Es junta familiar no ayuno de 40 días, amigo —me hizo reír —, quiero ver como era mi madre. —la madre de Niles murió al momento del parto.

—Claro...

—¿Qué hacías en el lobby del hotel cuando llegamos?, pensé que estarías con ellas en la playa— preguntó mientras buscaba alguna tienda cercana donde obtener lo que quería.

—Recién terminaba de hablar con de hablar con mi padre.

—¿Pasa algo?, tu no eres muy de hablar con tu padre.

—Se va a casar y quiere que vayamos.

—¿Todos?

—Supongo, no especificó cantidad.

—La Fecha de la boda es la misma que el día en que vendrá Ángela.

—Eso es bueno supongo.

Entonces logró distinguir una tienda, de recuerdos del lugar.

—Ven, tenemos que comprar un par de cosas.

Entramos y recorrimos los pasillos rápidamente, al llegar a la caja teníamos en la canasta un bloqueador solar, 5 gafas de sol, un selfie stick*, unas pantuflas y unas boquitas sabor a barbacoa.

—¿Para qué es todo eso? —le pregunté.

—¿Dudas de mí, oh, amigo mío? —respondió él dramáticamente.

—Lo siento ¡oh maestlo! —dije con el supuesto acento chino de película de los 90.

Reímos un poco, pagamos y nos dirigimos hasta la entrada del zoológico donde las chicas nos estaban esperando con las entradas en la mano. Entramos y decidimos ir por nuestra cuenta en lugar de tomar un tour.

Conexión. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora