Patrick

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La noche siguiente de que tuviese mi primera vez con Walter, desperté desnudo, solo y dolorido en la cama. De haber sabido con lo que tendría que lidiar luego, hubiese escogido ir arriba sin pensarlo. Como pude me metí a la regadera y me vestí.

Walter se levantaba todos los días a las cinco de la mañana, para trabajar, y regresaba a eso de las cuatro de la tarde. A veces tenía turnos dobles o le tocaba ir sólo de noche. Afortunadamente tenía varios días libres a la semana, por lo que no me sentía tan solo. Además, los estudios me mantenían ocupado también.

Esa mañana decidí visitar a Tim, para almorzar juntos y contarle sobre Walter. Así es, no le había dicho aún que me había vuelto gay y ahora salíamos. Quizá por miedo a su reacción. Sin embargo, había pasado mucho tiempo y no podía seguir ocultándoselo a mi mejor amigo.

Arribé mi auto para dirigirme a la KGGL, que era la estación de radio donde él trabajaba como locutor. Cuando me adentré al edificio, me recibió Tracey, quien era del staff y un viejo amigo de ambos.

—¡Patrick, hola! —me saludó apenas me vio entrar—. ¿Qué te trae por acá, blanquito?

—Pensaba salir a almorzar con Tim. ¿Ya casi termina?

—Está a punto —dijo, consultando su reloj.

—... Y así, queridos radioescuchas, se despide de ustedes con esta joya de Black Sabbath de fondo su amigo Timothy Ryder. No olviden sonreírle a la vida, golpear a todos los que se llamen Anthony y tomar agua. Sayonara —dijo Tim en el interior de la cabina, y el letrero que decía «Al aire» se apagó; en seguida se quitó los audífonos y salió de allí de lo más animado—. ¡Pat! Qué raro que vengas a mi trabajo. ¿Qué haces aquí?

—Quería saber si te gustaría que almorzáramos juntos. Debo contarte algo.

—¡Claro! ¿Vienes, Trace? —volteó a verlo.

—Debo llevar a mi hija al dentista. Vayan ustedes —dijo, recogiendo unos cables del suelo.

—Bien. Nos vemos el lunes —se despidió Tim.

—Hasta luego, chicos.

Arribamos mi auto para dirigirnos a un restaurante relativamente cercano llamado «La casa del Hotcake», que irónicamente no sólo servía hotcakes. Yo ordené una ensalada y Tim un sándwich de pavo.

—¿Qué le pasó a tu auto? —le pregunté, echándole azúcar al café que ordené.

—Se lo presté a Mac y el hijo de perra sólo me devolvió el espejo retrovisor. —Procedió a darle un gran mordisco a su sándwich—. Oh, Dios, es como un orgasmo en mi boca... Ah, ¿qué querías decirme?

—Oh, sí. —Suspiré—. Es algo muy importante. No quiero que hagas escándalo por ello o te exaltes, ¿de acuerdo? —me enserié.

—Quieres cambiarte de sexo.

—¿Qué?

—Carajo, Patrick, siempre lo supe, pero no quería que fuera verdad. Mira, está bien. No me importa tener una amiga trans. Te apoyo y a la comunidad LCTDX o lo que sea. Incluso puedo presentarte amigos de mente abierta que querrán salir contigo. Aunque me duele saber que te tendrán que cortar el pe...

—¡No me voy a cambiar de sexo, idiota! —corté—. ¡Me gusta ser hombre! Carajo —me crucé de brazos.

—Oh. Lo siento. Qué alivio, maldición —se echó a reír—. Bueno, ¿qué me ibas a decir realmente?

—¿Recuerdas con quién me estoy quedando a vivir?

—Sí, sí, un amigo tuyo. Un tal Waldo o algo así.

—Walter.

—Como sea. ¿Qué hay con él?

Mi estómago se revolvió.

—Él y yo... salimos juntos...

Tim arrugó la frente.

—¿Qué?

—Somos novios.

—Aguarda, aguarda, aguarda. ¿Desde cuándo eres gay?

—No sé... ¿un mes? Tampoco sé si gay es el término apropiado. Me gustan las mujeres y los hombres no; sin embargo, él me gusta por alguna razón.

—¡¿Llevan saliendo un mes y me lo dices ahora?!

—¡Baja la voz! —susurré—. M-Me daba miedo cómo fueses a reaccionar; es por eso que tardé tanto en decirte.

—¡Pues necesito que expliques desde el inicio! ¿Cómo sucedió? ¿De qué carajos me perdí?

—Lo conocí cuando Lowrey me dejó. Te conté que me arrestaron, ¿recuerdas? El policía y yo seguimos en contacto después de esa noche y luego me confesó que le gustaba y, al parecer, me gustaba también, y terminamos siendo novios el mismo día que te dije que me mudaría con él.

—Diablos, amigo, esto es tan loco. No sé... Bien por ti, supongo. Si esto es lo que en realidad quieres y estás bien con eso, entonces me da igual si eres penetrado por el culo. ¿Eres penetrado por el culo?

—¡Cállate, estúpido!

—¿Eres el pasivo, verdad? Si él es policía debe ser más rudo que tú.

—¡Que te calles!

—¿Duele?

—¡No debí contarte una mierda!

Él se echó a reír. Siendo sincero, estaba feliz porque lo había tomado bien y aún conservaba su amistad.

Walter

Llegué a casa exhausto. No sólo del trabajo, sino de Gale. Hablaba demasiado y hacía bromas tontas cada que tenía oportunidad.
Cuando entré, noté Patrick hablaba por teléfono con alguien en la sala.

—¿El sábado, entonces? Ajá. Okay, está bien. Nos vemos. —Colgó, y me le acerqué por detrás para besar su nuca y abrazarlo.

—¿Quién era? —pregunté.

—Papá. Podremos ir de visita este fin de semana.

—Es maravilloso —sonreí—. Me emociona poder conocerlo.

Patrick se dio la vuelta para mirarme de frente.

—¿Qué tal te fue?

—Bien. Estoy cansado... —apoyé mi cabeza en su hombro.

—¿Por qué no vas a dormir? De todos modos, debo ir a la universidad a las seis.

—Ay, no... pensé que pasaríamos la tarde juntos —me lamenté.

—Será mañana.

—¿Podemos ducharnos juntos, aunque sea?

—Pero ya me bañé.

—Por favor.

—Oh, de acuerdo.

Dos enamorados en patrullaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora